Desde hace unas cuatro décadas se inició una discusión sobre los problemas que provoca el pesado tránsito de la Ciudad de México.

En aquel entonces, la primera iniciativa fue el programa Hoy No Circula, el cual primero fue voluntario y luego obligatorio (parejito para todos, nada de autos nuevos o viejos), pero lejos de controlarlo, el tránsito en el DF se volvió cada vez más pesado, por lo que desencadenó que a inicios del siglo 21 fuera necesario construir nuevas vías rápidas, como el Segundo Piso.

Sin embargo, en otras ciudades del mundo se han barajado diversas propuestas para mejorar el tránsito que podrían aplicarse en México, donde, inclusive, algunas dependencias, funcionarios y candidatos las han mencionado en sus respectivos discursos, pero la realidad es que nada se ha hecho al respecto. Demos un repaso a algunas de ellas.

1. Carriles exclusivos para autos con dos o más personas

En varias ciudades europeas y de Estados Unidos es común que en algunas vías rápidas exista un carril o alguna salida exclusiva para autos con dos o más personas, llamado carpool.

Cuando estés detenido en el Periférico de la Ciudad de México en hora pico, mira a tu alrededor y descubrirás la gran cantidad de autos que circulan con una sola persona a bordo, por lo que una acción como ésta ayudaría a disminuir el número de coches porque compartirlo ahorraría tiempo en la llegada.

Obviamente, para implantar algo como esto sería necesario invertir en infraestructura, especialmente porque, en comparación con otras grandes vías rápidas en el mundo, en el DF éstas sólo tienen tres carriles centrales y dos (o ninguno, como el Periférico a la altura de Palmas) laterales. ¿Se imaginan que, por ejemplo, de 6:00 a 10:00 de la mañana solamente pudieran circular por el segundo piso autos con más de dos ocupantes? Sería bien raro, pero funcional.

2. Impuesto por circular en áreas específicas

En ciudades como Londres, existe un impuesto (una especie de peaje) por circular dentro del primer cuadro, con el fin de que entren a esa difícil zona únicamente los autos que necesitan estar ahí.

Para implantar este sistema, los autos deberían tener un dispositivo especial, como el que se usa para subir al Segundo Piso, o instalar cámaras (como las que se usan para detectar a los coches que rebasan el límite de velocidad en las vías rápidas) que lean las placas de todos los autos que ingresan al área restringida para que automáticamente envíen el cobro respectivo.

En otras ciudades, como Bogotá, dependiendo del día, el acceso a ciertas zonas sólo se permite dependiendo del número de placa que se tenga; así, por ejemplo, para circular en el Centro Histórico del DF, sólo podrían ingresar dependiendo del color de su calcomanía.

3. Un solo sistema de autobuses en vez de rutas de microbús

A inicios de los 80, en la Ciudad de México se creó la Ruta 100, una red de autobuses que pretendía unificar a las empresas que proporcionaban transporte público y que seguían rutas específicas, con paradas oficiales y hasta había algunas unidades que garantizaban que sólo subirían pasaje cuando tuvieran asientos disponibles (hasta torniquete tenían).

A mediados de los 90, el gobierno terminó con la Ruta 100 porque su concepto inicial ya se había perdido y los microbuses ya dominaban “el mercado”, pero conceptos similares han funcionado muy bien en ciudades como Madrid, donde hay una sola red de autobuses que circulan por carriles exclusivos y en cada paradero se puede consultar a cuántos minutos se encuentra el más cercano.

En esos carriles exclusivos también pueden circular los taxis y, por ejemplo, en los cruces con semáforo tienen preferencia. Para que algo así funcione en el DF, habría que transformar o terminar con las rutas de microbuses e instalar carriles exclusivos en arterias como Revolución y en las laterales de Periférico o Circuito Interior.

4. Carriles reversibles cuando se necesite

Aunque desde hace unos años en la Ciudad de México existen ya un par de ejes viales en donde se aplica el sistema de carriles reversibles (que consiste en que se cambia el sentido de la circulación en ciertos horarios), éste podría funcionar en muchas otras vialidades para aplicarse cuando haya alguna emergencia.

Así, por ejemplo, cuando se registre una inundación o algo como una manifestación, todos los carriles superiores del Periférico podrían ir al norte y los inferiores al sur, o Revolución podría cambiar de sentido durante un par de horas para desahogar alguna zona del sur o Mariano Escobedo para solucionar algo que pase en el norte.

Para esto, se puede echar mano de la tecnología para avisar a los automovilistas, mediante pantallas colocadas por toda la ciudad, que calle pueden tomar para moverse más rápido; también podría usarse una app y, por supuesto, el apoyo de los policías de tránsito sería vital.

Suena a sueño, pero en ciudades como Montreal se llevan a cabo iniciativas similares, aunque es cierto que todavía no aplica a ninguna urbe del tamaño del DF. Tampoco es una idea nueva, ya que Cuauhtémoc Cárdenas, en su campaña de 1997 para convertirse en el primer Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, la incluyó en sus propuestas y lo mencionó en varios actos de campaña.

5. Estacionamiento rápido en la calle

En zonas como Polanco o la Condesa se pierde mucho tiempo buscando estacionamiento… lo cual hace que los coches circulen más tiempo y, por lo tanto, contaminen más.

Ante esto, algunas empresas de tecnología, como Cisco, han desarrollado sistemas mediante los cuales un automovilista podría consultar en su celular cuáles lugares de estacionamiento están disponibles. Este sistema sería “fácil” de instalar en lugares como los parquímetros. Ciudades como Barcelona tienen programas piloto de estas tecnologías, enfocadas en crear una verdadera “ciudad inteligente”.

6. Ciudad 24 horas

Y ya que estamos hablando del futuro, desde hace un par de décadas, lugares como Londres o Melbourne han analizado la posibilidad de convertirse en ciudades 24 horas, es decir, que operen con normalidad durante todo el día.

Esto, además de traer mayores posibilidades de empleo, seguridad y hasta entretenimiento, traería también disminución al tránsito, ya que de esa manera se acabaría con las “horas pico”.

Así, empresas que no necesiten trabajar de día, podrían aprovechar el turno nocturno. Por ejemplo, las labores administrativas de los bancos o algunas operaciones financieras de empresas trasnacionales podrían hacerse durante la noche.

Para esto, sería necesario hacer muchos cambios en la operación de la ciudad, como que el Metro funcione 24 horas (tal y como sucede en ciudades como Nueva York), abrir guarderías que funcionen por la noche, iluminar mejor las calles y garantizar la seguridad durante todo el día.

7. Trabajar cerca y escalonar horarios

Una de las opciones más viables y relativamente fáciles de aplicar para disminuir el tráfico en ciudades como el DF es que las empresas (aquellas que mantienen la filosofía godínez y no creen en el trabajo a distancia) contraten a gente que vive cerca de donde se encuentran sus oficinas o que aquellas que tengan diversas sedes, como los bancos o las tiendas de autoservicio, coloquen a su personal en lugares que queden cerca de su casa.

Otra opción es escalonar los horarios de entrada y salida, para que no todas las actividades inicien o terminen a la misma hora. Así, las clases no podrían empezar a la misma hora que las actividades en la oficina y más de dos empresas de la misma cuadra no deberían tener la misma hora de salida.

Ponerse de acuerdo para estas iniciativas resultaría difícil, pero dependería mucho de la buena voluntad de las empresas y de las autoridades correspondientes. Es decir: está difícil (mucho), pero no imposible.

¿Qué otra idea se te ocurre para aminorar definitivamente el tránsito en la Ciudad de México?

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