A veces, tener un auto hace un parísimo: por ejemplo, cuando vas con tus amigos a una fiesta, como en autosardina, metiéndole el codo en el diafragma a tu compañero. O esa dominguera ida al súper donde tienes que cargar 14 bolsas del mandado, costal de croquetas y paquete de 36 rollos de papel sanitario. Y ni se diga esos maravillosos road trips que te puedes aventar con tu pareja en vacaciones ¡ah, la maravilla de tener un patas de hule! ¿o no?

¡Pues no siempre! Para muchos chilangos el tener auto se convierte en una pesadilla y causa más problemas que ser peatón.

Y como este 22 de septiembre se celebra el “Día Mundial sin Auto” es la ocasión perfecta para que te vayas a tu trabajo en bicicleta o camines un buen rato, en vez de pasar dos horas en el tránsito. Para nosotros también es un pretexto para guardar la carcacha en la casa, salirnos a echar pata (sin albur) y pensar porqué no rifa tener auto.

Tener auto sale más caro que tener un hijo

Exageramos, aunque sí te llevas una buena lana entre afinaciones, cambio de llantas y si de vez en cuando se le ocurre al niño que es hora de cambiar alternador, se le arruina la batería o las balatas chillan como gato, gastarás más que en tus últimas vacaciones ¡hay que tener un guardadito!

Estacionarse en el DF es espantoso

Dar vueltas y vueltas en la calle buscando un lugar vacío, ir cazando los lugares en el centro comercial o de plano dejárselo al viene viene, es cuento de todos los días. Además es carísimo: aunque el promedio está en 18 pesos la hora, hay lugares donde te lo dejan caer en 24 pesotes o hasta más (¡y ni hablemos del aeropuerto!). Cada vez hay más zonas con parquímetros y si se te hace tarde o no mides bien el tiempo, llegan y te ponen la araña. Si te estacionas mal, ya te cargó… la grúa.

¿Ya le toca la verificada?

¡La pesadilla del chilango! Dos veces al año pasamos por esa tortura de no saber si tu auto va a pasar la verificación aunque acabes de afinarlo. Hasta se nos hace un hueco en la panza nomás de pensar en eso ¿Qué calcomanía me tocará? Y como el tiempo se pasa volando, es probable que ni te acuerdes de la verificada y multa segura.

Dejarlo en la calle es un arriesgue

Si te tocó la mala fortuna de no tener un lugar para estacionarlo en las noches, tendrás que dejarlo en la calle y todos sabemos lo que eso significa: a veces te levantas con la sorpresa de un cristalazo, le vuelan los espejos o de plano te lo abren. Y cuando en la noche suena una alarma, inevitablemente piensas que es el tuyo ¡ya no puede uno dormir tranquilo! Si optas por una pensión nocturna: una fuga de dinero más.

Siempre hay que traer cambio

Parece que el automovilista es el blanco perfecto para pedir propina ¡todos lo hacen! El limpiaparabrisas, los payasitos de crucero, los que cuidan el estacionamiento en el súper y ahora, hasta los que te limpian el parabrisas en la gasolinera, la que atiende o los que le echan armorol a las llantas. Parece que tener auto es sinónimo de gente pudiente aunque tengas un zapatito del año de la canica.

La hora pico

Los automovilistas sabemos que hay un momento en el que puedes llegar sin problema a tu trabajo, peeeero si te tardas 10 minutos más llegará la temible hora pico, en la que tardarás 40 minutos extra en llegar a tu chamba. La hora pico en la que todos los automovilistas van hacia el centro, hacia Santa Fe, o se mueven a ritmo de tortuga por Ermita Iztapalapa. Invariablemente piensas “seguro caminando llegaría más rápido” ¡ja ja ja!

Gasolinazos

¿Necesitamos decir más?

Hoy no circula

Si eres pudiente y tienes un coche casi nuevo o un híbrido el “Hoy no circula” te hace los mandados. Pero la gran mayoría no es así y ahora ya no sólo tienen que dejar su nave parada un día entre semana, sino 2 o los 4 o incluso los 5 sábados de cada mes.

Desaríamos no tener que depender tanto de ellos, pero son un mal necesario. Ahora dinos ¿hay algo que odies del hecho de tener auto?

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