Cada año, el 5 de mayo, los indígenas zacapoaxtlas y el ejército francés se disparan miles de salvas de escopeta y estruendosos cañonazos que dejan un fuerte olor a pólvora en los alrededores de San Juan de Aragón y el Peñón de los Baños, el cual llega hasta el interior del aeropuerto, donde algunos turistas se sorprenden al escuchar que afuera desfilan miles de personas provocando semejante escándalo.

Se trata del tradicional festejo de la Batalla de Puebla, que este año cumple 87 años, y en el que vecinos de este rumbo de la Ciudad de México representan el día en el que las armas mexicanas, al mando de Ignacio Zaragoza, se cubrieron de gloria el 5 de mayo de 1862 (cuando los mexicanos le ganaron a los franceses, pues).

A pesar de su importancia histórica (bueno, en realidad, los franceses terminaron quedándose un largo rato en México escribiendo un capítulo vergonzoso para el país), es una fecha que se celebra más en Estados Unidos, por lo que la del Peñón de los Baños es una de las pocas conmemoraciones de esta fecha en el país, además de las de Puebla.

El origen

Precisamente, todo parece indicar (depende quién te lo cuente) que esta conmemoración fue importada de Puebla en la década de los 30, cuando la migración hacia la Ciudad de México empezaba a crecer, y muchas familias de Puebla llegaron a asentarse en las inmediaciones de Texcoco, en particular al poblado de Nexquipayac.

Ellos, con todo y su tradición de conmemorar cada año la Batalla de Puebla, llegaron después a la zona de San Juan de Aragón, la cual estaba dividida del Peñón de los Baños por el Río Consulado (hoy es el Circuito Interior), por lo que construyeron un puente para comunicarlas.

Sin embargo, los vecinos de ambos lados del río no se llevaban bien, por lo que los de Nexquipayac decidieron compartir con sus vecinos su fiesta de la representación de la Batalla del 5 de mayo, la cual ellos ya celebraban de su lado del río, importadita de Puebla.

En los años 50 se formalizó esta celebración que hoy continúa y que cada año provoca caos viales en el Circuito Interior y eleva la venta de gomichelas en la zona, las cuales deben consumirse con cuidado, ya que se supone que está prohibido beber en la celebración.

De esta manera, cada año, unas 10,000 personas se reúnen para celebrar el 5 de mayo en el Peñón de los Baños.