Por Héctor Cruz

La flamante película ganadora del Festival Internacional de Morelia 2013, finalmente llega a las salas de cine comercial. Workers, del salvadoreño José Luis Vallees una reflexión sobre la vida laboral y el paso del tiempo. También sobre la migración, la soledad, la ambición y las fronteras, ambientada en Tijuana.

Los personajes de Workers: un anciano que ha trabajadolos últimos 30 años para Phillips, empresa que le niega su jubilación e incluso lo acusa de robo.Un grupo de sirvientes que atienden a una mujer millonaria cuya vida gira alrededor de una perra galgo a quien trata mejor que a un hijo, y por supuesto, que a sus trabajadores; un grupo de prostitutas, todos con algo en común: buscan el día de su libertad.

Con tomas abiertas, a cámara fija, también con largos planos, Workers puede parecer por momentos una cinta lenta, contemplativa, sin embargo, esto también sirve al espectador para la reflexión sobre lo inexorable del tiempo, sobre lo injusta que suele ser la vida, sobre las contradicciones en una misma ciudad, en un mismo país, en el mundo globalizado.

Sin embargo, la película se estanca, con una trama cronológica totalmente predecible, con personajes estereotipados y algún final feliz que no se cree o que bien podría ser el libreto de alguna telenovela mexicana donde la sirvienta, por un golpe de suerte, se convierte en millonaria.