Por Adrián Zacapa Venegas

La presencia de animales en el cine debería ser ya un género en sí mismo. Los ejemplos son numerosos: Lassie, Beethoven, 101 Dálmatas, La historia del camello que llora, Flipper, Babe entre otros.

En esta ocasión el protagonista es un delfín de nombre Winter y la cinta está basada en un hecho real por lo que la estrella se interpreta a sí mismo. O mejor dicho, se interpreta a sí misma ya que el delfín es una hembra que después de sufrir heridas en su cola, es llevada al acuario Clearwater donde es atendida.

La acción ocurre en Florida en la actualidad y es notoria la urgencia con la que los guionistas quisieron anclar la historia en la época en la que vivimos. La cinta menciona casi todos los temas que ocupan las primeras planas de los periódicos: el deterioro ambiental, las guerras en las que Estados Unidos está involucrado, los recortes presupuestales del gobierno, la crisis económica, la del sistema educativo, entre otros. De manera improbable, si alguien viera esta cinta dentro de 50 años, se daría una muy buena idea de cómo era vivir en el año 2011.

El reparto lo completan una pareja de niños: Nathan Gamble interpreta a Sawyer, el niño inadaptado y aislado que descubre a Winter; y Cozi Zuehlsdorff como Hazel Haskett, la hija del veterinario principal de Clearwater. La timidez e incomodidad de Sawyer lo hacen agradable y carismático en la pantalla mientras que Hazel se esfuerza demasiado por caer bien, sin lograrlo por completo.

Winter es el primer delfín que sobrevive sin cola del que se tiene registro. La prótesis diseñada por el doctor Cameron McCarthy, interpretado por Morgan Freeman, es la responsable de salvarle la vida y corregir su forma de nadar.

Es difícil saber si la cinta resultará entretenida para el público infantil. Además del 3D de rigor (que sólo esta bien aprovechado en dos secuencias), no hay muchos elementos que puedan llamar su atención. Sin embargo, hasta los más pequeños captarán el paralelismo entre Winter y las personas con alguna discapacidad física o los veteranos de las guerras de Estados Unidos. El mensaje de la cinta tampoco es difícil de captar: la supervivencia frente a la adversidad está en nuestras manos y la armonía entre animales y seres humanos es posible.