Por Ira Franco
(Tres de cinco estrellas)

Una de las grandes apuestas en el primer largometraje del mexicano Acán Coen es la elección de Kate del Castillo como protagonista. La actriz demuestra ser capaz en un set de cine, pero debido a su pasado telenovelero, no parece ser muy popular entre los jóvenes directores nacionales.

La segunda apuesta es atreverse a usar los clichés del thriller psicológico con naturalidad: desde las puertas que se cierran de pronto y el viento que todo se lleva en una casona abandonada hasta los sustos en espejos y bañeras.

En Visitantes, Coen cuenta una historia clásica de suplantación sobrenatural –guarda algún parecido con la cinta Los otros (Amenábar, 2001)–, sin pretensiones: la casita que le regalan al niño se ve absolutamente terrorífica y sabemos desde muy temprano que no es un buen augurio para la familia.

Aun así, la dosificación de la información y la buena fotografía son el motor de esta historia de fantasmas que al final logra su objetivo: angustiarnos.

En México, las películas de terror generalmente se vuelven de horror: se les ven los cables. No podemos decir que Visitantes reinvente el género, pero es una historia cabal e interesante.

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Visitantes (Videocine)