Los buenos

comediantes tienen una virtud: no se esfuerzan en ser graciosos. Tienen una brújula

interna que les permite confeccionar la mueca exacta, pronunciar el tono agudo

de voz y el momento necesario en que deben improvisar, y sobretodo, el instante

en cual detenerse.

Los buenos comediantes

son maestros del timing, y alumnos de las necesidades del público para

divertirse. Y en la actualidad, no hay dos actores que mejor lleven a cabo

estos cánones, que Steve Carrell y Tina Fey. Ambos han sabido desde sus

distintas trincheras, balancear su trabajo en televisión (The Office y 30

Rock), con sus proyectos cinematográficos. Aunque Una noche fuera de serie, será una cinta más en CV, nada más.

Como la

segunda cerveza de la noche, o un programa de televisión que ves antes de

dormir. Ambos se agradecen, pero no pasan a tu memoria.

Y es una lástima

porque en el papel, la premisa sonaba como cóctel de jocosidad: un matrimonio

maduro y aburrido de los suburbios, iba a Nueva York a pasar una velada romántica,

pero eran confundidos por unos malandrines. Bien, hasta ahí todo bien, de hecho

la cinta de Shawn Levy (Una noche en el

museo), presenta un dramedie acerca de la dificultad amorosa del matrimonio

moderno: el trabajo, las presiones económicas y los hijos, se vuelven en un

cinturón de castidad que desgasta la relación. Los Fosters, son como robots que

una vez a la semana salen a cenar al mismo restaurante, donde ordenan la misma

comida, y hablan de las mismas cosas. La alerta del divorcio podría comenzar a

cenar.

Por eso

Phil (Carrell) decide darle un cambio a su vida conyugal y lleva a su esposa,

Claire (Fey) a cenar al lugar de moda en Nueva York. Obviamente no consiguen

mesa (la gente reserva con un mes de anticipación), pero "hábilmente" usurpan el

nombre de una pareja que no acudió al restaurante: los Tripplehorn. Durante la

cena, la habilidad histriónica de Carrell y Fey toma tintes hilarantes cuando

fingen conversaciones de otras mesas, o cuando interactúan en un breve cameo con

el cantante de de los Black Eyed Peas (cuyo nombre, no me interesa saber o

recordar, disculpas). Entonces, llegan dos maleantes que les piden que salgan a

conversar con ellos.

Desde ese

momento… comienza una trama acerca de identidades falsas, policías corruptos,

misterio… etc. Etc. Es como ver "North by Northwest" vs "After Hours" vs "La Máscara".

La historia

se vuelve risible (pero no del buen modo), sino risiblemente absurda. Es

inconcebible el 85% de las acciones que verás en pantalla, pero lo que es

realmente incómodo desde el punto de vista cinematográfico es que ese

porcentaje no te importe, porque la química que despliegan Steve y Tina rebasa

la pantalla y te obliga a reír involuntariamente. Hay escenas en que ambos, con

sólo una mirada logran que sonrías y digas «Va, qué más da esa estúpida

persecución en auto». Vas a querer verlos por más tiempo, vas a querer que

sigan hablando, improvisando y por qué no… verlos en otra cinta. (Recomendación:

durante los créditos finales, podrás ver bloopers. Los cuales casi siempre son

innecesarios, pero acá verás los diferentes diálogos que hubo en cada escena).

Otro punto

interesante de la cinta, son el puñado de cameos que aparecen en el film: Mark

Whalberg, quien en su contrato especificó salir sin playera todo el rodaje; Ray Liotta, como el gángster local; James Franco

y Mila Kunis como unos delincuentes de poca monta; y Kristen Wiig y MarK

Ruffalo como una pareja con problemas. Todos ellos, sazonan al genio cómico que

elabora esta pareja, que ojalá la podamos ver junta otra vez, pero ahora en una

cinta con un poco más de cerebro.