Por Carlos Arias

Si a un director de cine cualquiera le preguntaran con qué actor o actriz quisiera trabajar, sin duda que la primera elección de muchos sería con Robert de Niro y Michelle Pfeiffer. Ese es el elenco soñado con el que contó el francés Luc Besson para realizar Una familia peligrosa (The Family, 2013), una comedia más bien convencional y superficial, pero con dos nombres que brillan fuerte en las marquesinas. Se trata de la primera película cien por ciento comedia dirigida Besson, quien había realizado cintas dentro del suspenso (El perfecto asesino), ciencia ficción (El quinto elemento), el drama (Angela), la crónica histórica (Juana de Arco) o la aventura (Azul profundo).

Esta vez el tono es el humor negro, con muchos muertos y situaciones violentas, pero en clave graciosa. La película presenta la anécdota en torno a una familia de ex mafiosos que entran al programa de protección de testigos del FBI para escapar de una guerra de pandillas y son enviados bajo una identidad falsa a un pueblito de Normandía, Francia, donde deberán actuar como personas normales. La familia de los Manzoni, que asumen la identidad de los Blake, está formada por Maggie (Michelle Pfeiffer), Fred /Giovanni (Robert de Niro) y los hijos adolescentes Belle (Diana Agron) y Warren (John D’Leo). Estos últimos deberán enfrentar su nueva situación en la secundaria del lugar, apelando a sus conocimientos de los manejos de la mafia. A partir de ahí, Besson acumula situaciones que utilizan el mismo mecanismo de humor: las dificultades de adaptación de los Manzoni/ Blake se resuelven utilizando los métodos mafiosos, como explosiones, golpizas con bates de beisbol o disparos.

Un agente se encarga de supervisarlos (Tommy Lee Jones), mientras que un asesino a sueldo enviado desde Nueva York los busca por toda Francia para eliminarlos (Jimmy Palumbo). La historia no avanza más allá y no ofrece más variantes que las planteadas desde la primera escena. Vamos, el espectador ya sabe lo que va a ver desde antes de que las luces del cine se apaguen. Paradójicamente, los momentos más interesantes y graciosos no corren a cargo del dúo Pfeiffer /De Niro, que se ubican en la pura caricatura, sino que los protagonizan los hijos adolescentes, que deben afrontar los dilemas de la edad en la secundaria local. La película bien pudo ser una comedia adolescente, de chicos de secundaria con padres mafiosos.

El resto son actuaciones desaprovechadas, como la aparición de Tommy Lee Jones, hasta llegar a un descenlace en que a Besson se le olvida que está haciendo una comedia se mete de lleno en un thriller de acción, algo que el frances sí sabe hacer muy bien. ¿Pero vale la pena esperar más de una hora y media para llegar a la secuencia final, por bien realizada que esté?