Ya se le está haciendo costumbre a Sacha Baron Cohen aventarse una de sus sátiras cada tres años. Después de Borat (2006), el actor inglés ha escrito críticas culturales, sociales y políticas para presentarlas en sus controversiales películas.

Reconocemos el estilo de la filmografía deSacha: sus propuestas fílmicasincomodan a la audiencia con conceptos que no se esconden en elaboradas metáforas o leves sugerencias; al contrario, se lanza con todo hacia el insulto, el tabú y la indecencia, y la gente disfruta de su honestidad.

Cohen nos voltea la pantalla como si fuera un espejo y, ahí, en la sala del cine, como público cautivo, nos enseña un reflejo que escondemos cada mañana detrás de la ropa, el maquillaje, el gel (¿o es la gel?) y demás adornos que nos ponemos encima.

Después de Borat vino Bruno (2009), y ahora nos toca El dictador:el arquetipo del mandatario que oprime su nación, cegado por el poder y por el aparente beneficio que asegura para el país.

Nos lanzamos a la historia para encontrar otros ejemplos de sátira política en el cine, esto fue lo que reunimos: