Por Josue Corro

Antes de empezar formalmente esta

crítica hay dos puntos que quisiéramos

recalcar: a) El título en inglés debió traducirse como "El lado ciego",

un

término deportivo que se refiere al lado desprotegido de un mariscal de

campo

-casi siempre su espalda-, y que tiene un punto decisivo en la trama, y

b) esta

película será recordada siempre como "en la que sí actúa Sandra

Bullock".

Y es cierto: lo mejor y más rescatable

de la cinta es la forma en que

Bullock, interpreta a una madre sureña, atractiva, rica, con una lengua

venenosa, y un extraño caso de filantropía: deciden adoptar a un chico

afroamericano que vive en la pobreza. Su papel, sin que sea el

protagónico (éste

recae en el gigantón Quinton Aaron, quien interpreta al ahora jugador de

la NFL

Michael Ohr) carga con todo el peso de la cinta y le da el toque

realista, un

toque bastante necesario porque si de algo peca el film es de exceso de

glucosa: es un cuento de hadas irreal, una feel good movie que te

empalaga.

El director John Lee

Hancock se empeña tanto en lograr una empatía entre

la familia que adopta a Michael y el espectador, que deja a un lado

partes

esenciales del film, por lo cual, en algunos momentos Un sueño

posible, se vuelve predecible y sin un toque dramático. Sin

embargo, cumple su objetivo -si es que Hancock lo tenía planeado: salir

con un

buen sabor de boca y pensar que la bondad humana, no es sólo el producto

temporal de tarjetas navideñas. Fanáticos del futbol americano,

absténganse,

las secuencias deportivas son una mera viñeta sin pasión