Para Pierre, sus hijos y su mujer, a la que ama desde hace quince años, son lo primero. Elsa, por su parte, se recupera lentamente de un divorcio complicado, dividiendo su tiempo entre la escritura, sus hijos, sus amigos y su relación con Hugo, su joven amante. Para ella, el hombre casado es un tabú. Sin embargo, desde la primer mirada, el encuentro entre Pierre y Elsa se inscribe en una temporalidad diferente, como si el presente y futuro pudieran desdoblarse y entrelazarse hasta crear una realidad en la que todo es posible.