Por Juan Meneses

Han pasado 28 años desde el estreno de Tron (la primera parte)… casi tres décadas de una revolución digital brutal, tanto en efectos especiales como en el aspecto social. La sencillez de la idea inicial en la que los programas, con ciertos atributos humanos, son esclavos de los usuarios

(humanos) se ha transformado. En ese primer mundo creado en 1982, los programas además de desempeñar su trabajo, debían medirse en juegos despiadados y mortales. Bajo este escenario conocemos a Kevin Flynn un hacker obsesionado con "The Grid", el

espacio en el que habitan los programas que diseña. Sin embargo, para poder supervirsarlos y seguir construyendo, crea un programa a su imagen y semejanza (Clu) el cual navega el sistema y se encarga de descubrir el

funcionamiento del mismo. Pero accidentalmente Flynn termina dentro de "The Grid" y se da a la tarea de liberar ese mundo. En pocas palabras de eso va la uno.

Y ahí inicia Tron Legacy

Para empezar, nos enteramos que Kevin Flynn (Jeff Bridges)

desapareció y que su hijo,

Sam (Garrett Hedlund) vive recordándolo. Un día, Sam

recibe una mensaje que lo lleva a "The Grid" donde se encuentra con varios

personajes de la cinta original, en un escenario totalmente diferente, mucho más obscuro y con una concepción más densa del universo tronezco.

Una de las fortalezas de esta nueva entrega es la línea que plantea su director Kosinski, al recuperar conceptos actuales sobre el "open source", o código libre… es decir, la idea de compartir libremente las creaciones programadas y ciertos principios del budismo y el cuestionamiento de la ciencia como herramienta para alcanzar la perfección. Hasta aquí todo bien. Sin embargo, todas estas propuestas se diluyen ante el peso que el director le da a escenas y secuencias tan vertiginosas como fluorescentes. La forma mata al fondo y nos quedamos algo insatisfechos. El universo daba para más pero al fin y al cabo estamos presenciando un blockbuster navideño.

Para terminar, hablemos del gancho principal: los FX, la gran fortaleza y debilidad de Tron Legacy. Las secuencias de acción son filmadas con delicadeza y precisión, con grandes referencias visuales a filmes como Blade Runner o Matrix. Pero ahí donde está su mejor momento, también está su mayor falla, como en el desafortunado intento por rejuvenecer a Jeff Bridges a través de CGI. Créenos, saldrás con un mal sabor de la sala después de verlo.

En fin, Legacy es una peli que vale la pena ver en el cine pero no esperen la gran película sci fi del año. Esa ya la vimos hace algunos meses, se llamó Inception.