Por Ale Jarillo @alejarillo

Quién no siente simpatía por ese felino amarillo de sombrero y chaleco; inteligente, dicharachero, abusadillo que siempre está saliéndose con la suya con tal de tener una vida placentera al lado de su pandilla. Don Gato, quien a estas alturas, también nos provoca nostalgia y nos transporta a ese momento en el que lo veíamos todas las mañanas por Canal 5, cuando éramos niños.

Indudable es, el valor del gran trabajo de doblaje, a cargo de Julio Lucena (gran actor de teatro de la época de los sesenta) quien hacía la voz de Don Gato y los entrañables Benito Bodoque y Cucho quienes eran, y son, reconocidos por la voz de Jorge Arvizu “El Tata” –entonces él también hacía el doblaje de El pájaro loco, El gato Félix, Mr. Magoo, entre muchos más personajes.

Por eso, cuando escuchamos la noticia de que el cumpleaños número 50 de la caricatura se celebraría en la pantalla grande, entusiasmó no sólo por el hecho en sí, sino por que la producción se anunciaba méxico-estadounidense; y El Tata (la única voz que sobrevive del doblaje original), volvería a hacer lo suyo con Benito y Cucho.

Así nos reencontramos con Don Gato, la pandilla, el oficial Matute y el viejo callejón, que aunque se sabe es neoyorquino, siempre lo sentimos cercano. Pero, como dice el dicho “No es lo mismo los tres mosqueteros que, 20 años después…” La primera sorpresa fue que, el antaño teléfono rojo que sonaba en el callejón para encargar una misión a Matute, fue cambiado por un teléfono celular y con ello la gracia con la que Don Gato, desfachatadamente, lo contestaba como propio.

La historia continúa con situaciones poco graciosas (ingeniosas) y la introducción de los personajes memorables como, el Marajá de Pocajú o Arabela, de manera forzada. La película se convierte en un muy largo capítulo de la serie, y lamentablemente, no uno que recordaremos con emoción.

Aún así, los ojos nuevos (de los niños) sin el peso de la nostalgia, pasan un momento divertido y eso sí, reconocen algo que no falta en esta historia: el valor de la camaradería y la amistad que es por mucho, lo más rescatable de esta historia.