El segundo largometraje de Enrique Urbizu (La caja 507, 2002) es un thriller con estructura de road movie, con el cual el cineasta fue reconocido con el premio al mejor director en el Festival de Cartagena en 1992. El filme narra con gran eficacia la historia del robo cometido por una banda de ladrones, quienes desconocían que el dinero del botín había sido etiquetado previamente por la policía para pagar un crimen político. Ficción que retrata verazmente el ambiente social en el país vasco a fines de los años ochenta