Por Ira Franco

Una película anticlimática, The Master (P. T. Anderson, 2012) es, sin embargo, un círculo perfecto. Todo gira en torno a una pregunta y las extraordinarias actuaciones, el cuidado de la producción y toda esa imaginería del pasado −está ubicada a finales de los 40− sólo sirven para dar pistas hacia su respuesta: ¿a quién servimos?, ¿quién es el maestro de quién? Philip Seymour Hoffman es un líder carismático de una secta secular y Joaquin Phoenix el veterano de guerra (la Segunda) que se une a ella casi por casualidad.

Con una química luminosa en pantalla, Seymour Hoffman y Phoenix le dan cadencia y matiz a sus personajes, como si estuvieran bailando o haciéndose el amor. Uno quisiera quedarse allí, observando cómo revolotea la pregunta incontestable sobre el poder. Lástima que la película no fue tan bien recibida y sólo quedaron nominados los actores, aún así ambos tienen pocas posibilidades de ganar frente a Lincoln (Spielberg, 2012) película que tiene toda la ventaja para llevarse casi todo.