Más vale encerrar esta espantosamente poco cómica comedia romántica y luego botar la llave.

El fracaso de ciertas comedias se debe a una mala ejecución con lo cual el humor se pierde en algún lugar entre la trayectoria entre el guión y la pantalla. En el caso de otras, como la comedia romántica con el dúo Jennifer Aniston/Gerard Butler en The Bounty Hunter, están condenadas al fracaso desde el principio sin tener siquiera el potencial para considerarlas cómicas, ni en la mejor de las circunstancias. Si Cary Grant y Katharine Hepburn sustituyeran a los protagonistas y se exhibiera la película en una sala de cine llena de óxido nitroso, aún así no se escucharían sino unas pocas risas entre el público.

Continuando su trágico descenso en caída libre desde que se exhibió 300, Butler interpreta a Milo, un policía convertido en caza recompensas, cuya apariencia descuidada y su humor irritable quien además debe enfrentar dificultades crecientes por deudas y por abuso del alcohol. El público pronto comprenderá que la fuente de todas sus dificultades es nada menos que su ex esposa, la agresiva Nicole (Aniston), una reconocida periodista investigadora que lo abandonó hace menos de un año. Tras la pista de un reportaje potencialmente explosiva, Nicole esta tan obsesionada con su carrera que toma una decisión poco conveniente al no presentarse a la corte para la audiencia sobre la fianza después de haber accidentalmente herido un caballo de la policía unos meses atrás. Cuando el juez molesto la declara fugitiva de la ley, el aún rencoroso Milo está feliz de ser quien la traiga a rendir cuentas ante la justicia. Sin embargo no es nada sorprendente que Nicole rehúse a rendirse tranquilamente.

Tanto Aniston como Butler son lo suficiente carismáticos para establecer una relación estrafalaria decente en la pantalla (pese a que cada vez que Butler habla parece que tuviese la boca llena de mantequilla de maní), pero ni el uno ni el otro tiene la astucia cómica para hacer limonada con los limones rancios del guión sin vida de The Bounty Hunter, que viendo la ausencia de imaginación pudo haberse preparado en una servilleta de un bar la noche anterior. Y tampoco es de mucha ayuda el director veterano de la comedia romántica Andy Tennant (Fools Gold, Hitch), cuya mayor contribución fue apenas unas cuantas secuencias de persecución chiflada que además parecen haber sido tomadas directamente de Benny Hill (¡Salen de un lado de la pantalla para luego reaparecer del otro lado! ¡Vaya!). Esta espantosamente poco cómica comedia romántica es un crimen contra la comedia; más vale encerrarla y luego botar la llave.