Sólo un hacedor de milagros como Denzel es capaz de mantener nuestro interés por esta película pos apocalíptica con una bizarra mezcla de evangelismo religioso y violencia extrema.
Book of Eli, la nueva película de suspenso los hermanos Albert y Allen Hughes (From Hell, Dead Presidents) invita a la reflexión y además es una verdadera anomalía en el ambiente actual hollywoodense por varias razones. Se trata de una historia pos apocalíptica pero no es un refrito y tampoco una adaptación; el futuro distópico mostrado esta desprovisto de zombis y vampiros; y el mensaje central está fuertemente salpicado de religión y fe se aproxima a lo evangélico. Y es absurdamente violenta también. Es en realidad sorprendente que se haya logrado hacer esta película.
La está ambientada aproximadamente unos treinta años después de una guerra catastrófica que ha destruido el planeta dejando la superficie calcinada e inhóspita para aquellos pocos que lograron sobrevivir. Un pequeño numero de ciudades sucias, decrepitas y depravadas albergan los últimos restos de la civilización; entre estos escasos poblados deambulan pandillas de caníbales alocados parecidos a adictos de metanfetamina recorriendo el paisaje oscuro y triste y atacando a todo aquel lo suficientemente tonto en atreverse a viajar solo.
En medio de este infinito desierto surge la figura del guerrero piadoso y solitario Eli (Denzel Washington) con un peligroso machete y portando un libro raro que pudiera tener la clave para la salvación de la civilización siempre y cuando este en buenas manos. Pero si este libro llega a estar en manos de algún individuo ambicioso como Carnegie (Gary Oldman), el tirano de un pueblo fronterizo donde no existe la Ley, el libro podría convertirse en una poderosa herramienta para doblegar las masas ignorantes. Y por ello Carnegie al enterarse que Eli tiene aquel preciado objeto declara una verdadera fatwa contra él obligando al misionero amante de la paz a sacar a lucir el filo de su arma para ponerla al servicio del Señor.
Los hermanos Hughes deberían ponerse de rodillas para darle gracias a Dios por Denzel quien prácticamente solo logra que sea palpable la extraña mezcolanza híper estilizada de sangre de película serie B y espiritualidad. Unido con Oldman, el otro actor principal de la película, logra impregnar en la trama la suficiente credibilidad para mantener la historia a flote. Seriamente hablando, ¿existe alguien a parte de Denzel que pueda declamar de manera solemne el Salmo 23 en una escena e inmediatamente proceder a despedazar un grupo de adversarios sin que se llene la sala de las risas incontenibles de los cinéfilos?
Pero ni siquiera un hacedor de milagros como Denzel puede evitar los estragos causados por Mila Kunis, una actriz bastante aclamada pero cuyos atributos no se acoplan con el papel de Solara, una escala prostituta que eventualmente se convierte en discípula de Eli. Con su rostro perfecto, voz chillona y una entonación típicamente californiana Kunis luce totalmente fuera de lugar en el crudo y brutal mundo futurista de Book of Eli — y de ninguna manera pueda albergar esperanza alguna de llegar a la altura de los titanes Washington y Oldman.