Por Jaime Azrad @_azrad y Alejandro Fuentes

El asunto: la lesión que dejaron los atentados del 11 de septiembre de 2001. El origen:Extremely loud and incredibly close, la novelade Jonathan Safran Foer. Quizá habría que comenzar diciendo que ya hemos visto varias veces, tanto en televisión como en cine, producciones sobre este traumático suceso, por lo que era de esperarse una reacción de muchos sectores de la crítica norteamericana: el asunto sigue siendo un tabú. Esta película, no obstante, busca diferenciarse porque aborda el asunto desde otra perspectiva: el después. Con tonos agridulces (más dulces que agrios, de ahí el disgusto de varios), el director Stephen Daldry (El lector, 2008) aborda a Oskar, un niño que no entiende el porqué de la muerte de su padre y hará todo por concluir su duelo. Como personaje, Oskar muestra una clara representación del estrés que se generó entre las familias de las víctimas. Como símbolo, representa a ese sector de los Estados Unidos para el que la política exterior de su país es incomprensible.

Un año después de los atentados Oskar encuentra una llave que su padre (Tom Haks), amante de los acertijos, dejó antes de morir y el niño imagina que se trata de la clave para desentrañar un misterio. La película entonces toma tintes homéricos, pues Oskar se convierte en una especie de Ulises que busca su Ítaca –la respuesta al misterio y con ello el cierre del capítulo de su duelo–. La cerradura que busca, junto con un lacónico mensaje, lo impulsan a salir a las calles de Nueva York.La mezcla de culturas y razas en Nueva York dará tintes de todo tipo.

En el filme hay vaivenes en la trama, muchos inducidos por el uso –un tanto exagerado– de flashbacks, pero hay una virtud grande de la adaptación: todos los círculos que se abren, se cierran, incluso ese que nos hace dudar de su verosimilitud (¿desde cuándo los neoyorkinos son amables con gente que no conocen?). Hay actuaciones muy buenas, como la deMax Von Sydow, quien es mudo en la película, que se llevan el aplauso. En el contexto global, se trata de un filme por momentos efectista, que busca las lágrimas del público, y con cierta dosis de superación personal de corte best seller. Si eso no es molesto para un cinéfilo, puede disfrutarse sin problemas.