O sea, ¿cómo?
Nos remitimos a su seguridad en sí misma y su apariencia no convencional para asentar que, pese a todo, Carrie tiene su pegue. Lo que es más: no le da pena invitar a los hombres a salir, porque después de todo, ¿qué tiene que perder?

¿Por qué esto nos hace amarla?

Porque nos da esperanza: si ella puede, con todo y su nariz, ¿por qué nosotras no? (claro, que nadie diga que no porque no somos Sarah Michelle Gellar).