O sea, ¿cómo?
Carrie es fashionista por excelencia, pero además no teme arriesgarse: mezcla cosas de segunda mano (como su famoso tutú de los créditos de entrada) con prendas de alta costura. Su buen gusto es infalible, a pesar de ser atrevido.

¿Por qué esto nos hace amarla?
Porque nos enseñó que lo más importante no es tener mucho dinero para vestir bien, sino sencillamente saber hacerlo. El buen gusto se lleva en la sangre.