Por Oswaldo Betancourt

Una película más en los anales del horror que quedará en el olvido con algo de pena y muy poca gloria. Una vez más estamos ante una cinta que confronta a la ciencia con lo sobrenatural.

La historia se desarrolla en la década de 1970, en la Universidad de Oxford. El profesor Joseph Coupland (Jared Harris) da clases sobre una rama de la psicología que estudia lo anormal, su teoría es que la mente es muy poderosa y que las manifestaciones sobrenaturales son exhibiciones del poder mental de la gente, poder que puede convertirse en un problema y se puede erradicar.

Entonces, Coupland junto a dos de sus pupilos y un camarógrafo llevarán a cabo un experimento con Jane Harper Olivia Cooke), una joven que está poseída, aunque para el grupo sólo tiene habilidades telequinéticas, o al menos eso creían al principio…

La poca gloria que tiene es la del final, que le da puntos a su favor. A lo largo de la cinta, pero sobre todo en la recta final, te dan pistas para que deduzcas qué sucederá en la última parte, aunque no es tan obvio. Ahora viene todo lo malo.

Lo morboso de la película es que está basada en hechos reales y eso siempre llama la atención, ya sabes lo que dicen, la vida real es mejor que la ficción, y efectivamente, es un relato interesante aunque no llevado del todo bien al séptimo arte.

Tiene los clásicos sustos sorpresa, en otras palabras: ruidos y apariciones repentinas que te hacen saltar por la impresión, pero le faltaron momentos de tensión creciente que te espanten chido.

Dura mucho, no porque sea de tres horas, sino porque llega un punto donde parece que la trama no avanza a ninguna parte y por eso comienza a sentirse larga. Las actuaciones no están mal. Lo peor sería una de las escenas finales se nota que ya no tuvieron presupuesto para los efectos y se ve chafísima.

Si quieres una comparación que te deje claro por dónde anda esta producción, se da un quien vive con Poderes Ocultos (con Robert DeNiro), pero sin llegar a ese nivel de calidad, más bien sería una combinación entre Despertar de los muertos y El último exorcismo, es como si fuera la fusión de estas cintas, tanto porque la primera se va por la investigación científica de fantasmas y la segunda aborda la grabación de una posesión, y también por encontrarse al mismo nivel de éstas: no son completamente malas, pero tampoco se las recomendarías a un fan del género (o a alguien en general).

Para este fin de semana no es lo más recomendable, checa las otras opciones en cartelera o en oferta cultural de la ciudad.