Por Jaime @_azrad

Si algo sabemos de Martin MacDonagh es que construye historias rebuscadas en las que cada cabo es atado de una manera extraña, pero altamente efectiva. Siete psicópatas y un perro es el ejemplo perfecto.

MacDonagh no ha hecho mucho todavía pero ya ganó un Oscar con su primer proyecto formal, Six Shooter (2004) y estuvo nominado a otro por su primer largometraje: En Brujas (2008). Las ideas llegan a la cabeza de este excéntrico director para convertirse en un guión pulido y crudo a la vez que resulta en risas muy originales, personajes entrañables y desenlaces anunciados pero sorpresivos.

Esta cinta reafirma lo antes dicho y nos cuenta la historia de Marty, un guionista falto de inspiración que busca personajes para su trama: Siete psicópatas. Sin darse cuenta, Marty se ve involucrado con la mafia de Los Ángeles por el negocio clandestino de uno de sus amigos, quien es la puerta para encontrar a los protagonistas de su historia.

Los tonos de sarcasmo de MacDonagh son disfrutables al máximo mientras nos presenta un elenco de primer nivel. Colin Farrel, Christopher Walken y Sam Rockwell generan una dinámica divertidísima a partir de aplaudibles interpretaciones que nos adentran con todo a la historia. Farrel parece estar formando una memorable mancuerna con MacDonagh y nos entrega, en esta segunda colaboración entre el actor y el director, una interpretación muy atinada.

A quien hay que aplaudir, quizás por ser leyenda o por su sola interpretación en esta cinta, es a Christopher Walken. Hans, el personaje que interpreta, está medido en todos los aspectos; cada mueca, cada gesto está al punto exacto de expresión y misterio suficientes para seguir enganchando al público. Por su parte, Rockwell es exacerbado pero verosímil y añade la chispa que hace explosión al trío de actores.

Esta cinta es recomendable para todo aquel que goce del sarcasmo, la acción, el suspenso y el drama. Los chistes están a la orden del día en un rango de originalidad poco explorado y el mensaje de amor de MacDonagh se esconde entre las explosiones y los disparos de la historia que, muy inteligentemente, le dan la vuelta a la fórmula de las películas de acción hasta voltearla y someterla a los gustos de este prometedor director inglés.