PorIra Franco

Una película sobreuna mujer que se enfrenta al cada vez más temido diagnósticodel Alzheimer.

Hay cintas de terror para las que no hacen falta fantasmas de bata blanca en un corredor: sólo hay que exponer miedos reales, más tersos y profundos, como aquel que personifica Julianne Moore enSiempre Alice(Glatzer/Westmoreland, 2014). Perder la memoria, perderse a uno mismo en un mar de olvido, traicionado por tu propio cerebro que se desmorona.

Alice (la estupenda Julianne Moore, quien ganó como mejor actriz en los pasados Golden Globes por este papel) parece tenerlo todo: una reconocida carrera como lingüista, tres hijos estupendos, un matrimonio perfecto, una casa en la playa. Es entonces, a sus escasos 50 años, que llega el diagnóstico.

Aunque la película presenta un vacío de fiereza en una trama que lo pide a gritos, los ojos de Moore son suficientes para llenar de angustia a cualquier espectador que se haya preguntado alguna vez de qué estamos hechos los humanos, tan frágiles, tan llenos de memoria.