Por: @juanchulfo

¿Por qué existe una quinta entrega de esta franquicia? Es una excelente pregunta que quizá no tenga una respuesta convincente. Y es que no sólo los hermanos Wayans se quedaron a un lado del proyecto, sino que la gracia y la sorpresa se esfumaron hace un par de entregas. La trama y las referencias carecen de sentido, chiste, elocuencia o razón de ser.

La cinta fue dirigida por Malcolm D. Lee y co-escrita y producida por David Zucker quienes se lucieron en el sin sentido de la película. Las ‘parodias’ -exclusivas- a las películas de terror se quedaron a un lado y ahora incluyen chistes referentes a ‘Inception’, por ejemplo. Pero la estructura de la cinta no es lo único malo, hay más, MUCHO más.

Es una hemorragia continua de segmentos aburridos que intentan imitar la fórmula de las primeras entregas de la firma que, honestamente, no sólo no dan risa, sino que, por momentos, incluso provoca una sensación de incomodidad. Es difícil de ver.

Lo rescatable de la cinta son los cameos de celebridades que hacen que estas cintas tengan algo de vida. Aparecen Heather Locklear, Snoop Fogg, Usher, Mike Tyson, etc. Sin embargo el mejor – y único buen – momento de la película es la aparición de Charlie Sheen junto a Lindsay Lohan haciendo una burla de sus personalidades que más que provocar carcajadas, causa pena ajena. Parece increíble que contando con Sheen y Lohan no hayan logrado esbozar, si quiera, una sonrisa para los espectadores.

En fin. Es más de lo mismo: chistes racistas, predecibles, quemados y tontos. Con la diferencia de que estamos tan acostumbrados a la ecuación que las risas, si las hay, son muy forzadas.