Revolutionary Road equivale a Whos Afraid of Virginia Woolf para una nueva generación. Esta película encierra una fuerza dramática magnífica como ninguna que se haya visto en la pantalla desde hacía mucho tiempo.
Historia
El novelista Richard Yates intentó durante mucho tiempo llevar a la pantalla la historia que él escribió en 1961 sobre las dificultades matrimoniales ambientada en los suburbios americanos de los años 50. Desafortunadamente Yates murió sin ver su deseo realizado mediante esta ardiente adaptación realizada por el escritor Justin Haythe. April (Kate Winslet) y Frank Wheeler (Leonardo DiCaprio) son recién casados que parecen estar viviendo una vida de encanto en Connecticut en la década de los 50. El goza de un buen empleo mientras que ella, madre de dos pequeños, sueña con hacer carrera artística. Pero bajo esa apariencia superficial yace una persistente sensación de insatisfacción con sus vidas. Frank sostiene una relación extramarital con una empleada de la oficina (Zoe Kazan), y April, desilusionada por el rumbo que ha tomado su existencia cae en un estado de profunda tristeza. Las discusiones entre la pareja escalan de tono comprobando que realmente no son la pareja ideal. Un buen día April decide que la respuesta a todos sus problemas se mudarse a Paris y empezar de nuevo. Al principio Frank muestra su acuerdo pero la relación sigue sufriendo un vertiginoso descenso hasta que sus vidas caen en completo descontrol.
Actuación
El brillante elenco de Revolutionary Road enciende la pantalla con su enorme talento haciendo entrega de un trabajo estelar prácticamente a todo nivel imaginable. Kate Winslet, cuyos recientes trabajos demuestran que ella siempre hace bien su trabajo, nos rompe el corazón con su excelente interpretación de un ama de casa que presagia el movimiento femenino. Winslet interpreta a April como una mujer ambiciosa y confundida cuya única tragedia es vivir la época equivocada. Leonardo DiCaprio nos brinda una excelente actuación de un hombre que reconoce que no da lo máximo de si a sus empeños y que también parece caer en un estado de abnegación desde donde patéticamente tratar de mantener vivo su matrimonio y unida su familia. Es el texto implícito y las palabras no enunciadas lo que cargan de poder a estas enormemente poderosas actuaciones. Como la jovial corredora de bienes raíces cuya familia también se encuentra en una difícil situación Kathy Bates es bastante convincente; como lo es también Michael Shannon quien encarna a su perturbado hijo adulto, más enterado del deplorable estado de la vida privada de los Wheelers de lo que los demás pudieran sospechar.
Dirección
Sam Mendes, quien ganó un Oscar por su dirección de American Beauty al mostrar con mordaz ironía una perspectiva de la vida en los suburbios, brinda nuevamente una magnífica realización transmitiendo la esencia del punto de vista de Yates sobre una generación que se esconde detrás de su máscara de felicidad pero que vive en la cúspide de un extenso y profundo cambio social. Mendes no busca recortar de ninguna manera los diálogos y más bien los llena de momentos fascinantes. La lucidez del estilo de Mendes como también los retos emocionales que conlleva es única y sin duda los cinéfilos sabrán saborear con gran aprecio su arte. Mendes también logra pintar un extraordinario cuadro de la angustia suburbana a través de Winslet, quien en la vida real es su esposa. La pantalla grande no había expuesto tan profunda y conmovedoramente la lucha de un matrimonio herido desde que batallaran Elizabeth Taylor y Richard Burton tan descaradamente en la película de 1966 Whos Afraid of Virginia Woolf.