Por Josue Corro

Hay películas que

en teoría suenan interesantes, con guiones ambiciosos o una pareja de actores

de alto calibre, pero que en la práctica, resultan olvidables.

Es

una lástima que Los recolectores caiga

dentro de esta categoría, gracias a sus personajes cuadrados que parecen salir

del almanaque de los clichés del cine. Pero lo que deja un sabor de boca aún

más amargo es el potencial de la trama. Dentro de veintitantos años, una

compañía sería capaz de generar órganos y prótesis perfectas… pero a un precio

desorbitante. Si la gente no paga, entonces mandan a un recolector a quitarles, de una forma poco ortodoxa, sus

nuevas partes corporales. Aquí entra Jude Law, un agente que sufre un

accidente, que lo orilla a usar un corazón artificial que no puede pagar. El

cazador se vuelve presa.

En la ópera prima de Michael Sapochnick se nota la

inexperiencia del director, que forma un armatostes de diferentes cintas como Minority Report,

Inteligencia Artificial o Matrix, sin imprimir su propia voz. Sapochnick nos

traslada a un mundo de personas acartonadas que sólo inspiran a que, al

terminar la película, vayas a tu casa sin ninguna intención de hablar sobre

ella. Olvidable