Por Alejandro Alemán

Tomen Chinatown, con un poco de Apocalypse Now, Star Wars y Mad Max. Viertan todo lo anterior en un western que incluya cintas de John Ford, spaghetti-western y un tanto de Locuras del Oeste, de Mel Brooks. Al final… una pizca de Fear and Loathing in Las Vegas.

Mezclen, agiten y apenas tendrán una vaga idea de lo que es Rango, la nueva película de animación de ILM (la empresa de animación de George Lucas) que no sólo resulta una sorpresa en terrenos visuales y argumentales sino que, además de ser sumamente divertida, es un deleite para todo cinéfilo que se respete, gracias a las innumerables referencias cinematográficas de las cuales esta película se inspira y hace homenaje.

Rango es una lagartija doméstica que vive en su pecera junto con un pez de plástico y el torso de una muñeca Barbie. El curioso reptil está obsesionado con el arte de la actuación, pero se da cuenta que para ello necesita dos cosas: público y un conflicto que de pie a una historia interesante. No ha terminado de decir esto cuando, por un accidente termina en medio de una carretera en el desierto de Mojave.

Luego de mucho caminar, Rango llega al polvoso Dirt, pueblo sumido en una severa crisis de sequía. Para integrarse al violento y árido paraje, Rango hace creer a la población que es un legendario y diestro pistolero. Pronto se convertirá en el nuevo sheriff del pueblo con una importante misión: encontrar a dónde se ha ido el agua que antes daba vida al lugar. Al fin Rango tiene el público y el conflicto que tanto deseaba.

La cinta no conoce de convenciones, es una comedia vestida de western con una trama surreal, a veces incluso psicodélica, explosiva e inusual. La capacidad técnica de la película, (su animación es un verdadero prodigio) queda de lado ante el carisma fascinante de sus personajes en una historia que resulta más compleja de lo que parece.

No estamos ante la clásica cinta calculada para la mercadotecnia infantil. A Rango no le interesan ni las cajitas felices ni el 3D (la cinta está filmada en glorioso 2D y esperemos que así se quede) pero, aún más importante, tampoco tiene interés por ser una calca de Pixar. Rango encuentra su propia personalidad tirando por la borda aquel mantra que dice que toda película animada debe ser “para niños”, entregándose a una fiesta cinematográfica, con muchas referencias para los adultos, aunque con moraleja incluida.

Al final, Rango nos entusiasma por su desparpajo total, sus personajes tan bien definidos, exagerados, entrañables, en una gozosa celebración al séptimo arte. Desde Cinema Paradiso no veíamos un homenaje tan brillante al cine desde el cine.

Ten cuidado Pixar, un nuevo hombre ha llegado al pueblo, su nombre es Rango.