8 minutos antes de morir
Por Josue Corro
Me atrevo adecirlo: Duncan Jones es el próximo gran director de ciencia ficción.
Hace un par deaños, nos brindó de una versión sórdida y moderna de 2001: Odisea en el espacio, con su ópera prima, Moon. Su estética detalla y un expresivo trabajo actoral, nofueron un golpe de suerte: son un estilo que demuestran que su trabajo, tienemucho más peso que el nombre de su familia. (Por si no sabías, es el hijo deDavid Bowie).
En su nuevaobra, 8 segundos antes de morir (ahorita hablamos del título), vuelve aplantearnos una disyuntiva de la relación hombre y tecnología: hasta qué puntola conciencia humana se pierde frente a una máquina. Parece que Jones tiene unaobsesión por poner los límites de la inteligencia, sobre las reacciones másbásicas del hombre como su miedo a la soledad o el instinto de supervivencia.
El título enespañol dicta el resumen de la trama -que intentaré explicar burdamente paraevitar spoilers-. Un joven militar, el capitán Stevens (Jake Gyllenhaal), entraen el cuerpo de un hombre para evitar que estalle una bomba dentro de un trenque viaja a Chicago. Así de sencilla y caótica es la premisa del film. Sinembargo, y como toda buena obra, existen delgadas capas que exploran diferentestemas y sensaciones que a lo largo de los minutos, nos van atrapando bajo unguión que recuerda trabajos como Groundhog Day, Memento y Matrix.
Jones exploratópicos como la muerte, la metafísica y las realidades alternas, cuandoexplica, o mejor dicho, cuando Goodwin(Vera Farmiga) plantea la misión a Stevens: él está dentro de una cápsulamilitar llamada Source Code, que le permite revivir los últimos instantes devida de una persona. No es viaje en el tiempo, es... física cuántica. Gyllenhaal,quien tiene un pequeño don para interpretar a militares decadentes -desdeJarhead a Hermanos-, y demuestra que puede llevar a cabo un viaje histriónicodonde puede mezclar, la acción, drama, romance y thriller. Sus pequeñasintervenciones con Michelle Monaghan están plagadas de química; aunque suprincipal fortaleza es nutrir a la cinta con una sensación de angustia eimpotencia. No sólo debe evitar un ataque terrorista, también debe conocer porqué es tratado como conejillo de indias, y qué fue del equipo que comandaba enAfganistán. Todo esto, bajo un cronómetro preestablecido.
Source Code, esuna cinta bien fabricada, con un guión retorcido y que bajo las manos de undirector talentoso demuestra que no se necesita de la parafernaliahollywodense, para sentir que el cine es aún capaz de hacernos la siguientepregunta: ¿Qué tan seguros estamos de que existe sólo una realidad?
