Luego de dos años de ausencia, la animación de Pixar regresa a las pantallas con la película Coco y un mensaje muy claro: los mexico-americanos y su Día de Muertos son ya una parte indispensable de la multiculturalidad norteamericana, aunque a algunos políticos les pese la noticia.

Coco es la historia de un niño de 12 años que se ve transportado al colorido Mundo de los Muertos, luego de romper la prohibición familiar de tocar la guitarra. Coco admira a su tatarabuelo Ernesto de la Cruz, una especie de Pedro Infante, para quien la música lo era todo, y el pequeño Coco se meterá en problemas en su desesperación por demostrar ese talento musical que lleva en las venas.

Queda ver qué tal funciona el tono de comedia física (slapstick) que explora Pixar en la película Coco, encarnado sobre todo en el perrito xoloitzcuincle, inseparable comparsa del niño al otro lado de la vida. También será un reto aguantar esa pátina carnavalesca que el norteamericano promedio asocia con «lo mexicano», y ese retrato idealizado de un México rural que para nosotros se ha desdibujado con tanto narco y pobreza extrema.

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Foto: YouTube Disney Pixar

Para los chilangos será extraño reflejarnos en esa representación romantizada de lo que para nosotros sigue siendo una tradición viva, que se reinterpreta y se resignifica cada vez, en cada casa, en cada altar personal.

Lo bueno que parece tener esta cinta, más allá de la idealización, es el momento político en el que se estrena: cuando todos esos mexicanos que han crecido allá (los llamados dreamers, por ejemplo) pueden ser deportados y perder su infancia de golpe. Es probable que muchos creadores mexicanos radicados en EE.UU. —Gael García, el codirector Adrian Molina y un largo etcétera— tomen esta cinta como pretexto para hermanarse y resistir desde lo creativo, y esto es ya una poderosa razón para apoyar esta película.

Y para que vayas calentando motores rumbo al estreno, programado para el 27 de octubre, te dejamos el colorido tráiler: