Por Aldebarán Rodríguez

¿Se imaginan una pelea entre judiciales y personas poseídas por el demonio? ¿A un doctor explotando en pleno Centro Historico del D.F? ¿Una cárcel llena de diablos y un santa claus? ¿A un sacerdote muriendo mientras está teniendo relaciones sexuales con una monja? Ok, puede que esto último sí; pero las dos anteriores sólo se le pudieron ocurrir al director Emilio Portes (Conozca la cabeza de Juan Pérez, 2008), quien en su segunda producción presentauna comedia donde el sarcasmo y el humor negro se amalgaman perfectamente con las calles de la ciudad como telón de fondo.

La película habla sobre Jesús, o Chucho, un policía judicial que durante toda su vida ha hecho el papel de diablo en la pastorela de la iglesia. Pero todo cambia con la llegada del nuevo sacerdote, Mundo Posadas, quien le quita el personaje para dárselo al compadre Bulmaro. Pero el policia no se quedará con los brazos cruzados y hará todo lo necesario para recuperar a su diablo.

A simple vista, lo más notable de la cinta, además de las extraordinarias actuaciones de Ana Serradilla, Carlos Cobos, Eduardo España y Joaquín Cosío, es su gran fotografía: muestra una ciudad llena de vida y luminosidad, sin importar si es el mercado de La Merced o la calle de Madero.

Tampoco hay que olvidar el excelente manejo de los efectos especiales (excelente porque estamos en México, no hay que olvidarlo). Y es que no es común ver sillas volando, latas aplastándose solas o cuerpos que emanan luces en producciones mexicanas.

La estructura de la historia, la ambigüedad de la maldad y la bondad en los personajes, la lucha de poder, la sátira que se hace del judicial corrupto y de los sacerdotes pueblerinos y déspotas, y la forma en que el guión insertó –en todo momento– clichés del cine hollywoodense en esta historia mexicana, hacen de esta cinta una de las más recomendables y divertidas del año.

Y es que Jesús Juárez lleva haciéndola de diablo ininterrumpidamente desde hace 15 años, ¿cómo no se iba a enojar?

El resultado: una película decembrinaquede principio a fin logra divertir al espectador.