Por Miguel Rivera

Bad cop, good cop.

OK, pura matemática: agente secreto-gringo joven-carita-encantador + un gran futuro por delante + agente

antihéroe -renegado que le ponen de pareja… da como resultado… ni más ni menos

que una clásica y palomera película de acción. Ya saben, balazos, explosiones y

encrucijadas éticas/morales que deben resolverse al servicio de un bien mayor (o del peor enemigo de la historia…): el Gobierno de Estados Unidos.

El personaje de

John Travolta, un veteranazo en todo el asunto de misiones supuestamente

secretas (que terminan por matar y destruir mucho más vidas e infraestructura que la de los mismos terrorista que debe aniquilar), está encargado de combatir aun cártel del narcotráfico musulmán, con la ayuda de su joven y ávido

compañero James, interpretado por Jonathan Rhys Meyers. Ahora, como paréntesis

cultural, ¿alguien se acuerda de Travolta en Grease? Porque yo sí y Rhys

Meyers es como un clón de esa figura pálida, esbelta y de intensos ojos azules

que era Danny Zuko… pero sin el peinado a la Elvis. Pero bueno, eso no está ni

aquí ni allá.

Así, en un par de días la pareja

de soberbios y glorificados policías del LAPD se encargan de destrozar medio París

para cumplir su objetivo. Sí, se aprecian el par de vueltas de tuerca que

intentan rescatar la trama con un "híjole, esa no la vi venir", pero la

neta, la neta, si le pones un poquito de atención a la historia y escuchas las

sabias palabra de Wax (Travolta), te puedes ir preparando para el final y te das

cuenta también de que sí, de hecho amar demasiado te puede matar. Literal.

El director

Pierre Morel cuenta una historia predecible llena de clichés, pero al menos es

ágil y la interpretación de Travolta, ya medio acabadón por cierto, te mantiene

atento por medio de chascarrillos dignos de un rufián con complejo de Dios. Lo malo es que su carisma opaca totalmente al joven Jonathan,

y después de un poco más de hora y media, quedas un poco

confundido: no sabes si viste Duro de Matar o París, te amo.

Puede

que hayan sido las dos al mismo tiempo.