En las playas de Kenia llaman “sugar mamas” a las europeas que, a cambio de un poco de amor, aseguran la subsistencia a jóvenes africanos. Teresa, una austríaca cincuentona y madre de una hija adolescente, decide irse de vacaciones a ese paraíso del exotismo. Busca amor, pero pasa de un “beach boy” a otro, de desilusión en desilusión, y acaba por rendirse ante la evidencia: en las playas de Kenia, el amor es un producto comercial.