A principios del siglo XX, en Hungría, Josef Brenner, escritor y médico, trabaja en una clínica psiquiátrica. Ha sufrido durante meses un bloqueo mental a la hora de escribir, es incapaz de redactar siquiera una sola línea y a causa de ello se ha convertido en un adicto a la morfina. Un día llega una nueva paciente, Gizella, de 28 años, quien por el contrario, siempre está escribiendo; es fiel a su diario y no suelta su bolígrafo, pero se encuentra abrumada por la obsesión de que un poder cruel y extraño la ha poseído.