O sea, ¿cómo?
Todas nos acordamos del capítulo donde Carrie modela para Dolce & Gabanna y en pleno desfile se da tremendo marranazo enfrente de todos los críticos, fotógrafos y periodistas (y sin olvidar a Heidi Klum, quien literalmente le pasa encima). Pero luego de darse cuenta de que puede regresarse a chillar avergonzada o ponerse de pie, decide hacer lo último ante los aplausos atronadores del público (y a todas se nos sale una lagrimita).

¿Por qué esto nos hace amarla?
Porque nos gustan los personajes reales que todo el tiempo andan haciendo osos, tal como nosotras. No queremos mujeres perfectas tipo Angelina Jolie, sin mácula y sin error: queremos distraídas y tontas que se caigan en medio de la calle como, eh, nosotras (algunas, pues).