Para Almodóvar, el tiempo no transcurre como en la realidad. La manera en que decide contar sus historias juega con la temporalidad de las mismas.Como público, siempre entenderemos los sucesos con saltos en el tiempo. A veces el director nos avisa en qué año estamos, como en La piel que habito, mientras que otras se transporta a diferentes décadas sin siquiera decir nada, como en La mala educación.

Empieza con un momento entre el pasado y el futuro que veremos después, nos explica lentamente cómo es que la historia se dio y revela en momentos clave los aspectos que dan sentido a la misma.