Por: Laura Uribe

Miss Peregrine y los niños peculiares es la nueva película de Tim Burton, la cual está basada en el libro homónimo de Ransom Riggs. Como su nombre lo indica, la historia gira en torno a un grupo de niños con cualidades muy, muy extrañas, que van desde el poder crear fuego a voluntad hasta escupir abejas, pasando por la invisibilidad y la súper fuerza. Estos niños viven en una casa cuidados por una especie de institutriz llamada Miss Peregrine (interpretada por Eva Green).

La principal peculiaridad de esta casa para niños es que no viven en el presente, sino que están atrapados en un día de la Segunda Guerra mundial, en donde hacen exactamente lo mismo todos los días. La razón por la que nunca salen de esa casa es que están en constante peligro de ser atacados por monstruos que comen ojos y que viajan a través de portales en el tiempo, los mismos que los mantienen a ellos en esa época

Cuando Jake, un niño de Florida, descubre esta casa, empieza a hacer amistad con todos los habitantes y descubre que él también es “peculiar”. Después de pasar un tiempo en la casa, los problemas empiezan cuando los monstruos traspasan estos portales ayudados por el villano Barron, con el objetivo de capturar a Miss Peregrine y dejar desamparados a los niños.

La película recuerda por momentos a una versión infantil de X-MEN y, aunque las actuaciones de Eva Green y Samuel L. Jackson (quien interpreta a Barron) son muy rescatables, no son lo suficientemente fuertes para mantener al espectador interesado hasta el final. Burton trata de crear un mundo aparte con las peculiaridades de los niños, pero abusa de los recursos digitales y varios de los efectos utilizados salen sobrando.

Quizás el principal error es que la historia resulta un poco confusa y larga, lo que ocasiona que sea difícil de seguir sin dar una cabezeada (o dos). Tim Burton es un director que sabe perfectamente cómo tomar historias bizarras y convertirlas en joyas o éxitos de taquillas, sin embargo esta vez quedó a deber con esta adaptación.