Por Oswaldo Betancourt L.

A casi 40 años de su estreno, nos llega un remake de Más negro que la noche que se siente como una película completamente diferente a la de Carlos Enrique Taboada (a la que hacen un guiño ya avanzada la trama). La historia no podía ser exactamente igual porque está adaptada a nuestro tiempo, pero parece que está dirigida a un público nuevo y que desconoce la cinta original,sin considerar a aquellos que sí la vieron.

Para los que no conocen la película de 1975, trata básicamente de cuatro amigas que viven juntas y se mudan a una casa más grande, que la protagonista recibió como herencia de su tía, la única condición que tienen es cuidar al gato que la acompañó por tanto tiempo. Cuando matan al felino, regresa el espíritu de la difunta para atormentar al cuarteto de chicas.

Hay cambios en el guión, algunos interesantes, otros no tan afortunados. El perfil de algunos personajes, como el de la Tía Ofelia y el de Greta (interpretada por Zuria Vega en un papel que puede llegar a pecar de ingenuo, pero aún así con un misterio en ella), son más elaborados, por así decirlo, pues nos ofrecen más información sobre ellos, cosa que en la cinta anterior no pasaba porque su intención era crear una atmósfera de incertidumbre oculta en la oscuridad.

De las nuevas versiones que se han hecho de las películas de Taboada (Hasta el viento tiene miedo y El libro de piedra), es la mejorcita. De las actuaciones hay que decir dos cosas: Adriana Louvier salió de su zona de confort (las comedias románticas) para bien, pero Margarita Sanz destaca con su personaje del ama de llaves.

Lo novedoso e interesante de esta versión es el 3D y live-action. Es el primer proyecto de este tipo que se hace en México y, además, es uno de los recursos que levanta la película en términos visuales. Se trata de un paso importante en la industria a nivel nacional y Latinoamérica que, con el tiempo, deberá ofrecer producciones cada vez mejores.

Ahora, la pregunta que todos deberían hacerse después de comparar la original con el remake es: ¿la película funciona por sí sola, sin tomar en cuenta este antecedente?, y la respuesta es un a secas. El ritmo es más rápido, lo que será mal visto por unos y bien recibido por otros, la casa es tétrica por ratos. Es un producto que en términos generales puede ser del gusto de muchos, aunque no termine de cuajar porque el horror que maneja es de susto repentino y no hay tanto suspenso.