La poesía épica, referente a los actos heróicos de un pueblo o de una persona, son textos extensos como la Ilíada y la Odisea, del poeta Homero; la Epopeya de Gilgamesh, en la formación de Mesopotamia, el Ramayana o el Mahabharata en India; el poema épico anglosajón Beowulf o la Historia de los Heike, en Japón, que son importantes en la formación de culturas y naciones.

El cine épico, que se basa en muchas de estas historias, hace énfasis del drama humano, retoman eventos auténticos o ficticios en una gran escala y son películas que no sólo tienen una gran duración de tiempo, sino una producción enorme. Las temáticas pueden ser de distintos tipos: históricas, mitológicas, sobre conflictos militares y, en algunos casos, siguen en varias partes las aventuras y las peripecia del héroe o héroes.

No son necesariamente cintas que son históricamente fidedignas, por lo general, exageran mucho las situaciones, las hacen más cinematográficas, y se toman muchas libertades en sus realizaciones. Las locaciones en donde se graban son por lo general exóticas, con escenarios reales impresionantes, pero el nuevo cine épico es casi digital todo, vemos los escenarios de El Señor de los Anillos en un gran porcentaje de la película completamente digitales, aunque se usaron locaciones reales para escenas que no tenían efectos visuales.

Desde el inicio del cine han existido las historias épicas, como las cintas de D. W. Griffith, uno de los pioneros del cine en los Estados Unidos y creador de películas épicas como El nacimiento de una nación (The Birth of a Nation, 1915), controversial por el tratamiento de la esclavitud y el surgimiento del Ku Klux Klan e Intolerancia (Intolerance: Love’s Struggle Throughout the Ages , 1916). Se dice que Griffith no escribió un guión para El nacimiento de una nación, todo lo visualizó en su mente y así dirigió la película.

Las cintas épicas de los 60 en Hollywood juntaban a los grandes actores del momento, como Cleopatra con Elizabeth Taylor, la primera actriz en ganar un millón de dólares por su papel, y Richard Burton. Lawrence de Arabia del director David Lean, cuenta la historia de T.E. Lawrence, oficial británico que se une a los árabes ante la invasión de los turcos a su territorio. Es narrada de una manera espectacular, con escenarios en locaciones reales y con actuaciones impresionantes por parte de un elenco pocas veces visto en conjunto: Peter O’Toole, Omar Sharif, Alec Guiness, Anthony Quinn.

Las bandas sonoras del cine épico son rimbombantes, como la misma música de Maurice Jarre en Lawrence de Arabia, la inconfundible banda sonora de Ennio Morricone en El bueno, el malo y el feo, y la creada por John Williams en todas las películas de Star Wars. Más reciente en la trilogía de El caballero de la noche sería muy difícil su impacto sin la música de Hans Zimmer.

Existen otras cinematografías que han usado la narrativa épica, como la china, en especial el uso del género Wuxia, el cine de artes marciales con elementos mágicos, como Héroe (2002), El tigre y el dragón (2000) o La casa de las dagas voladoras, en donde se mezcla la historia con la fantasía a manera de lenguaje metafórico. Los personajes más nobles o hábiles son capaces de volar, de caminar sobre el agua o de ser más rápidos que el viento.

Revitalizadora del género de “espada y sandalia” es la película Gladiador (Gladiator, 2000) de Ridley Scott, quien con esta película, vuelve a traer la historia de la Roma antigua, como en cintas épicas de los años 60 como Espartaco (Spartacus, 1960) o La caída del Imperio Romano (The Fall of the Roman Empire, 1964). La película 300 del director Zack Snyder muestra la historia de la guerra entre Esparta y el Imperio Persa de una manera súper estilizada, basada en la novela gráfica del autor Frank Miller.

El Hobbit que dirige de nuevo Peter Jackson, es una búsqueda similar, que con la música de Howard Shore y los avances tecnológicos actuales, reinterpretan la visión de los textos de J.R.R. Tolkien. Como se dijo antes, estas películas no se apegan al texto original, se dan muchas libertades y concesiones y ésta no es la excepción, al crear escenas y personajes que no aparecen en el libro y al extender a tres películas un texto de 300 páginas. La idea no es ser fiel al texto original, sino desarrollarlo en otro medio, crear más escenas de acción, más personajes y crear una experiencia cinematográfica espectacular.