Aumentar tu frecuencia cardiaca, llenar de adrenalina el sistema nervioso, revolverte el estomago e incluso arrancarte un grito o hacerte brincar de la butaca… estos, entre otros, son los objetivos principales del cine de terror. Hoy en día, cuando la violencia preside la televisión y el cine –y en muchos casos hasta la realidad cotidiana–, es realmente un reto crear largometrajes que aterroricen al público. Este género ha tenido que utilizar otros recursos, más allá de un buen maquillaje y litros de sangre artificial: un excelente argumento y actuaciones esplendidas. Hay directores que han logrado obtener films de terror verdaderamente sublimes. Sin embargo, este género ha quedado relegado del circuito de premiaciones. ¿Acaso los miembros de la Academia Cinematográfica no temblaron cuando descubrieron la locura en la mirada de Jack Nicholson mientras sostenía un hacha en El Resplandor (1980)? O ¿no sintieron repulsión cuando los fenómenos del circo coreaban la histórica frase “One of us” en Freaks (1932)?

En realidad no importa lo bien hecha que esté una película de terror, si el guion es original, si la dirección es brillante o las actuaciones fueron excelsas: basta con que pertenezca a este género maldito para que disminuyan las posibilidades de ser considerada en una nominación. Los géneros con mayor oportunidad de quedar nominados son el drama, problemas sociales, guiones inspirados en historias reales, biografías o los films de guerras. De hecho, durante los 84 años de la entrega del Oscar, en una sola ocasión una película de terror ha sido nominada en la categoría de mejor película: El exorcista (1973). En aquél año la ganadora fue The Sting, del director George Roy Hill. Entre las películas pertenecientes a un género parecido (suspenso-thriller), han ganado en la categoría de mejor película Rebeca (1940) de Alfred Hitchcock y El silencio de los inocentes (1991). El sexto sentido, más suspenso que terror, fue nominada para mejor película en 1999, pero perdió frente a Belleza Americana, de Sam Mendes.

A pesar de ser excluidas del círculo de arte cinematográfico, este género sigue buscando nuevas maneras de llevar a la pantalla grande los miedos más frecuentes de las personas. Entre los subgéneros que han creado films de culto y han hecho de sus directores grandes visionarios, vale la pena mencionar al de zombies, vampiros y monstruos extraterrestres (ciencia ficción-terror). Nombres como los de Wes Craven, (Pesadilla en la calle del infierno) Rob Zombie (La casa de los 1000 cuerpos), George Romero, (La noche de los muertos vivientes,considerada la primera película de zombies) John Carpenter (La cosa) e inclusive Roman Polansky con películas de culto como El bebé de Rosemary y El baile de los vampiros han dejado una huella indeleble en la historia del cine.

Ya sea como arte o Cine B, como películas repugnantes por su mala calidad o por sus historias realmente pavorosas, el cine de terror siempre dará de que hablar y será una excelente excusa para disfrutar de un buen momento en la oscuridad de la sala con la cabeza de escondida detrás de las palomitas.

Mientras tanto, seguimos esperando una súper producción oscareable.