Por Javier Pérez

No es novedad decir que Los indestructibles 2 es un divertimento al más puro estilo de las películas de acción de los ochenta-noventa, aderezado evidentemente con los elementos del cine contemporáneo. Lo fue la primera parte. Lo que salta a la vista es que ese divertimento haya alcanzado para una continuación que mantiene vigentes a los héroes de acción que en sus años vigorosos parecían, como dice el título dado en México contradiciendo al original, indestructibles. A falta de un físico que les permita correr, saltar y dar machincuepas –pesa la edad–, queda la autoparodia a la que constantemente recurren los diálogos. Y sin salirse de la “seriedad” de la historia, pues el chiste está en lo que dicen. En ese sentido, abundan las referencias a los personajes de Sylvester Stallone, guionista, productor, protagonista y principal promotor del proyecto fílmico.

La historia –eso sí, en este aspecto supera por mucho a cintas de acción saturadas de efectos visuales– sigue a unos rudísimos veteranos agrupados en un comando paramilitar liderado por Barney Ross (Stallone), que se contrata para misiones secretas –de particulares y de gobierno– que deben resolverse con efectividad y rapidez. El equipo lo complementan su mano derecha Lee Christmas (el británico Jason Statham), Yin Yang (Jet Li aún demostrando habilidades pa los trancazos, aunque sólo sale en la escena inicial), Gunner Jensen (el otrora villano casi indestructible Dolph Lundgren), el musculoso Hale Caesar (Terry Crews) y el joven habilidoso Bill The Kid (Liam Hemsworth de Los juegos del hambre).

Cuando el solitario Ross acepta una misión supuestamente sencilla –ya habían salido bien librados e incluso rescatado a Trench (Arnold Schwarzenegger) de una zona muy difícil–, las cosas se salen de control. Contra sus principios, deben llevar a Maggie (la actriz china Nan Yu) para que pueda sacar una caja de un avión caído. Pero son víctimas de la emboscada que les preparó Vilain (Jean-Claude Van Damme en el papel de maloso) y uno de los expendables es abatido. La cuestión se vuelve personal.

Casi sin recursos y en un territorio desconocido y controlado por la banda de Vilain, una mina en Ucrania en la que hay un gran cargamento de plutonio, los indestructibles buscan ganar su batalla. Y reciben ayuda prácticamente caída del cielo. Rodeados y superados en número y armamento, repentinamente los enemigos caen. Con los acordes de “El bueno, el malo y el feo” aparece Booker (Chuck Norris “revivido”) con una sola arma y pulcramente vestido tras acabar con todos tan absurdamente como en las películas que protagonizaba.

Dirigida por Simon West, Los indestructibles 2 no es una propuesta visual ni de ninguna clase. De hecho, no pretende serlo; se conforma con cumplir (West no es un realizador sobresaliente). Es, como dijimos al principio, un divertimento.