El estilo locuaz y teatral de Robert Redford en Lions for Lambs concluye inevitable y enérgicamente que la preocupación con Irak ha parado del todo la guerra contra el terrorismo.
Historia
Lions for Lambs nos muestra a cuatro de sus seis protagonistas sentados cómodamente en sus escritorios lanzándose granadas verbales entre ellos. En Washington, D.C., el joven, ambicioso senador republicano con su pico de oro, Jasper Irving (Tom Cruise) le revela a la escéptica periodista de televisión Janine Roth (Meryl Streep) su plan que busca sencillamente continuar por la misma ruta seguida hasta ahora sin desviar para nada su rumbo. En California, el sabio profesor universitario ya de cierta edad, Stephen Malley (Robert Redford) intenta persuadir al poco aplicado alumno Todd Hayes (Andrew Garfield) de tomar más interés en sus estudios hablándole sobre dos antiguos estudiantes (Derek Luke y Michael Pena) que se han unido al esfuerzo militar. Y mientras que Malley conversa en California aquellos dos antiguos estudiantes se encuentran realizando su primera misión bajo el plan de Irving cuyo objetivo es destruir a un grupo talibán que ha ido ganando fuerza en Afganistán. Pero claro que este plan supuestamente controlado resultará ser una situación desesperada donde los soldados serán heridos y arrinconados por las fuerzas talibanes.
Actuación
Poco importa que tan electrificante sea su interpretación como el político a favor de la guerra porque al fin y al cabo Cruise jamás se desprende de aquel aire engreído -que lo acompaña siempre tanto sobre y lejos de la pantalla- y que todos reconocemos; hubiese sido preferible contratar un actor confiable y creíble para este papel. Bueno, pero ya que se trata de un senador quizá no importe que sea Cruise ya que todos también sabemos que las palabras de un político no deben ser del todo tomadas en serio. Pero la presencia excesivamente complaciente de Cruise da la impresión de que existe algo sospechoso y que lo hace por interés propio cada vez que Irving expresa alguno de sus puntos de vista sobre la guerra contra el terrorismo. Streep realmente no se opone con suficiente fuerza a Cruise. Como un representante de los medios de comunicación cómplices cuyo interés tiene mas que ver con los ratings que en conseguir noticias, la interpretación de Streep parece más la de una chica de colegio enamorada de Cruise y nos da la impresión que en cualquier momento Streep brincará sobre él para seducirlo en lugar de estar tratando de conseguir información veraz sobre la guerra. Redford sí logra darle a Malley la cantidad exactamente justa de preocupación y cinismo, aunque jamás sabremos qué es lo que el profesor ve en este estudiante poco interesado. Cuando realiza el papel de Hayes, Garfield es peleón sin tener razón para serlo y sabemos que las palabras de Malley jamás tendrán efecto alguno sobre él. En contraste, Luke y Pena demuestran tanta afabilidad y gracia pese a la enorme presión sobre ellos al desatarse a su alrededor un verdadero infierno.
Dirección
No recuerdo haber visto jamás leones de esta talla dejarse dirigir por ovejas escribió un general alemán durante la segunda guerra mundial sobre los soldados británicos enviados a sus muertes por sus comandantes sin experiencia en el campo de batalla. Con este pensamiento en mente, el director Robert Redford no pierde tiempo en hacernos conocer su menosprecio por los generales cómodamente sentados en Washington que muestran poca consideración por sus tropas en la línea de frente. Ese punto es bien martillado por la misión calamitosa llevada a cabo por Luke y Pena. Redford y el guionista Matthew Michael Carnahan exploran las acciones militares en Afganistán e Irak desde distintas perspectivas e incluso especulan en cuanto las varias justificaciones que tendría el gobierno estadounidense para atacar Irán. El objetivo es motivar al publico a cuestionar las decisiones tomadas por aquellos con el poder en sus manos—especialmente el comandante en jefe—y protestar enérgicamente cuando cometan errores que tengan como resultado muertes innecesarias. Pero en vista de que las cosas siguen iguales a como estaban antes de las ultimas elecciones presidenciales, parece estar claro que la película Lions for Lambs llegó demasiado tarde.