Por Ira Franco

Algo anda mal cuando ver bailar (mal) en cámara lenta a Emma Watson es uno de los highlights de la película. Algo apesta cuando la ficción de Sofia Coppola es mucho menos interesante que el reportaje de Vanity Fair (“The Suspects Wore Louboutins” aparecido en esa revista en marzo de 2010), donde se hace una crónica en la que se basa esta película: un grupo de adolescentes de clase media divide su tiempo entre bailar toda la noche, twittear en clubs de altos vuelos y entrar a robar a las casas de celebridades como Paris Hilton, Lindsay Lohan y Orlando Bloom. Ah, y también suben fotos a Facebook.

Entre otras cosas, la aburrida entrega de Coppola tiene un ritmo adormecedor: fiesta-robo, robo-fiesta, fiesta-robo-policía-fin.

En medio no hay mucho, sólo algunas pistas tímidas de cómo se conocen estos jóvenes y uno que otro guiño para poner al descubierto la estupidez humana en la incontenible necesidad de “parecer” una estrella, simular que la vida sin una bolsa Louis Vuitton es insoportable.

No hay personajes, no hay propuesta visual, a menos que mostrar la opulencia de bolsas de colores en la casa de Paris Hilton, lo sea. No pude evitar hacer la comparación con otra película de tema similar que salió este mismo año: Spring Breakers de Harmony Korine. Si bien las chicas bailan todas a Britney Spears y representan la gran desilusión del sueño americano, Korine hace quedar a Coppola como una directora que no supo distanciarse de ese grupo aspiracional con el que la hemos visto compartir asiento en las páginas de sociales.