Escena uno. Toni Collette, Tate Donovan y sus hijos ficticios en la serie “Hostages” están sentados en un sillón frente a la tele. Parecen la familia perfecta excepto por un detalle. Están rodeados por armas de alto calibre y Dylan McDermott enfrente tiene una amenaza para la matriarca: Mañana… matas al Presidente.

La doctora Ellen Sanders (Collette) es médico cirujano encargada de operar en los pulmones del hombre más poderoso de Estados Unidos; la razón por la cual el agente del FBI Duncan Carlisle (McDermott) la tiene secuestrada junto con su familia, es porque ve en ella la oportunidad de deshacerse del Presidente. Todo lo que Sanders tiene que hacer es inyectar un anti-coagulante en el suero de su Jefe de Estado y esperar a que la naturaleza tome curso sin ser detectada.

La trama suena a algo que pudimos haber visto en cine con Jeremy Renner y Milla Jovovich. Producida por Jerry Bruckheimer, protagonizada por al menos dos de los mejores actores de televisión de los últimos años, lo que esperábamos de “Hostages” era mucho.

El problema fue que más que recibir un thriller a la “24” empaquetado con más acción que la saga Bourne, acabamos sentados frente a un melodrama digno de una producción de Telemundo.

El suspenso de saber si Ellen Sanders salvaría o mataría al Presidente, la duda moral que la cuestión de asesinato representa para una mujer que se dedica a salvar vidas, y la aportación de un policía que se ha descarriado de su comportamiento modelo eran suficientes para mantener la drama activa. Y más que eso, nuestro corazón bombeando a todo lo que da.

Pero por alguna extraña razón, los escritores decidieron aumentarle al drama un hijo adolescente endeudado por venta de drogas, un papá adúltero, una hija (también adolescente) recién embarazada por un novio que no la quiere, y una bola de secuestradores tan blandos como acariciar la alfombra. Si el perro hubiera resultado adicto al juego no nos hubiera sorprendido.

Esperábamos tener miedo. Esperábamos estar al tanto de todo lo que estos“villanos” le podrían hacer a la familia; pero resulta que más que sus antagonistas… se convierten en sus terapeutas. Dylan McDermott en algún momento ayuda a la hija a ocultar su domingo siete encargándose personalmente de ocultar la prueba de embarazo, es todo lo que tenemos que decir.

No es de sorprender, por supuesto, que ningún integrante de la familia realmente se sienta en peligro en ningún momento. Tanto así que antes de irse a dormir rodeados de rifles, reciben su beso en la frente y cobijitas para protegerse del frío. Si esto hubiera sido una comedia nos sentiríamos complacidos y hasta felices con el “twist” de la trama: “secuestrador resulta ser el único cuerdo”. Tristemente no era lo que esperábamos de este thriller político.

En México, esta serie se estrena el 30 de septiembre y nosotros estamos rogando porque a partir del segundo capítulosea capaz de reinventarse y subirle 10 miligramos de adrenalina a sus secuencias. ¡Maten al hijo menor! ¡Algo! En lo que son peras o son manzanas, la dejamos con una calificación de 6 de 10.