Por Josue Corro

Esta cinta es una fábula moderna, una visión nórdica yhumana de la mitología celta, donde la redención de un hombre surge a través dela comprensión de su entorno, de sus límites y sobre todo, de aceptar que nopuede cambiar al mundo que lo rodea.

El director irlandés, Neil Jordan, un viejo lobo de mar cuyascintas se ha caracterizado por mezclar fantasías bajo entornos mundanos, vuelvea hacer uso de su don como guionista y nos presenta un film emotivo, conactuaciones decentes, pero una atmósfera visual tan poética, que opaca elaccionar de la historia.

La fotografía tenue y grisácea, acompaña la rutinaria vidade Syracuse, un pescador alcohólico con una hija enferma. Una mañana, sus redesatrapan algo extraño: una hermosa mujer a la deriva que no recuerdaabsolutamente nada; pero le pide que no le diga a nadie del pueblo sobre suexistencia. Syracuse acepta los términos, la lleva a la casa de su madrefallecida, y como un buen cuento de hadas -melodramático y escéptico- la relaciónentre ambos florece a través de pequeños detalles: Ondine, como se hace llamar,se vuelve una madre sustituta para su hija, una acompañante de pesca que lograatraer miles de peces, y un misterio que Syracuse no está dispuesto a resolver:¿es ella un ser mítico, o una simple casualidad?

Jordan, quien no sólo se ha destacado como un buenguionista, también tiene un tacto especial para explotar el talento de susactores, y en Ondine, su trabajo con Colin Farrell es extremo: su carisma, supasividad y su dolor, cargan con una cinta que tiene buenas intenciones, peroun ritmo trunco y una estética tan cuidada que por momentos, los personajespasan a un segundo plano.

Aún así, Jordan logra que caigamos en su juego de aceptarseres mitológicos -de forma literal o metafóricamente- que cambian nuestra viday nos seducen. Odine sólo estará en la vida de Syracuse por un rato, y la fábulasobre un ser celestial que nos enseña cómo mejorar nuestra existencia, sevuelve moraleja cuando él, confundido debe lidiar con su familia y losproblemas de su pasado. Odine, con su canto de sirena falsa, nos atrapa en unafantasía donde los bocetos de realidad, son estigmas que debemos de resolvercon nuestras propias manos.