Por Jaime Azrad @_azrad

Un magnifíco homenaje al cine, y su desarrollo como industria, es el pretexto que motivó un giro en la filmografía del maestro Scorsese. El legendario director se aventuró en el género de la fantasía para contarnos una historia de perseverancia, y en su invencibilidad rindió tributo a uno de los primeros grandes del cine de ficción, Georges Méliès.

Con La invención de Hugo Cabret, Martin Scorsese cuenta la historia de un niño que, después de perder a su padre, se ve obligado a esconderse entre las paredes de una estación de trenes en París. Desprotegido, Hugo sólo anhela encontrar la pieza faltante para descifrar el mensaje que su padre le dejó antes de fallecer. Sin saberlo, dicho mensaje, y una chica excéntrica, lograrán unir su pasado con un prometedor futuro en manos de uno de los más grandes cineastas de la historia.

A pesar de ser un género nuevo para el director de Taxi Driver y Los infiltrados, su característica narrativa está tan presente como en el resto de su obra; poética pero directa, el filme se resguarda en la magia del cine como si ésta fuera la mente de un niño, pues aludiendo a sueños constantemente, logra mimetizar la realidad con la imaginación resultando en nada menos que justo eso: películas, la cinta y efectos especiales que fusionan (de acuerdo con Méliès), a nuestros anhelos con la realidad que elegimos vivir.

Méliès, o el alquimista de la luz (nombrado así por Charles Chaplin), es el padre de los efectos especiales. Inventando técnicas (o descubriéndolas), logró construir la mera estructura del lenguaje cinematográfico usado hasta hoy, más de un siglo después de su primer película. Pero la guerra y el cambio que ésta trajo lo llevaron a morir en la pobreza, principal razón (imagino yo) por la que Scorsese decidió reivindicar su destino a través de la misma magia que él regaló a la industria.

La invención de Hugo Cabret entrega aventura con personajes fascinantes y conmovedores aptos para todo público. Chicos y grandes encontrarán fácilmente la forma de divertirse con las situaciones que les son presentadas y quedarán impávidos con la tercera dimensión (literal y figurada) que se siente en la sala desde que la película es proyectada.

Como hoy Martin Scorsese rinde tributo a los grandes de otras épocas, algún día habrá quien, gracias a cintas como ésta, buscará homenajearlo.