Por Oswaldo Betancourt Lozano @rockswaldo

Basada en la historia real de Maria Altmann, una mujer judía que huyó de Viena durante la II Guerra Mundial y más de medio siglo después demandó a su país para recuperar el Retrato de Adele Bloch-Bauer Ique Gustav Klimt hizo de su tía, pues la obra fue robada por los nazis. Ella acudirá al joven abogado Randy Schoenberg quien llevará el caso hasta las últimas consecuencias.

Un aplauso para el director, uno para el guionista, otro para el fotógrafo y uno más para el elenco.Simon Curtis, quien también dirigióMi semana con Marilyn (2011), hizo una obra cinematográfica en toda la extensión de la palabra. Es una cinta que a simple vista no ofrece mucho pero que te deja satisfecho al salir de la sala.

Esto se debe en parte al buen tratamiento visual. Ross Emery, quien se encargó de darnos composiciones cuidadas, con encuadres y movimientos de cámara que agradece el ojo.

Es el primer guion de Alexi Kaye Campbell y afortunadamente es uno bueno. Si bien la película está basada en un hecho real, no siempre resulta fácil contar este tipo de relatos. Campbell logra ir más allá de la anécdota y presenta personajes con motivaciones con los que te involucras.

Ahora damos paso al trabajo elenco. Helen Mirren, uff, qué actriz; aquí hace simpática a una mujer endurecida por su pasado, pero sensible a la vez. Ryan Reynolds demuestra su habilidad para encargarse de papeles interesantes. Y Daniel Brühl, quien con un papel secundario cumple. El resto del reparto se pone a la par y nos dejan sin argumentos en su contra.

La distribuidora en México retrasó el estreno de Woman in Gold e incluso lo había cancelado, afortunadamente decidieron traerla a cartelera. No es el tipo de películas que revientan la taquilla, aunque se nota que tuvo un buen presupuesto, ojalá la gente no deje ir la oportunidad de ver esta joya.

Es tanto el empeño que tiene la producción que hasta hay una buena parte de los diálogos en alemán, aspecto que permite meterte más en la historia, pues en otros proyectos no se toman esta molestia y recurren únicamente al inglés, lo cual siempre afecta en cierto grado la verosimilitud.

Veredicto: Estamos ante un vals cinematográfico, que va del presente al pasado con pasos delicados y sutiles, incluso elegantes, pero también guarda momentos más bruscos, sin perder nunca la clase y manteniendo siempre clase en su forma y en su fondo.