Por Fernanda López Díaz

Cuando se trata de cine de lo paranormal pueden pasar dos cosas: o haces una película muy aterradora, de aquellas que no te dejan dormir por una semana, o haces un churro que se vuelve absurdo… nunca hay un punto medio. El director y escritor Todd Lincoln tuvo el gran “mérito” de destruir un género cinematográfico tan grande en tan solo 82 minutos.

La historia se desarrolla en la casa de Ben (Sebastian Stan) y Kelly (Ashley Greene), una joven pareja normal, en una colonia cualquiera. Las cosas se empiezan a poner extrañas, como en todas las películas de espíritus: muebles que se mueven solos, ruidos extraños, manchas que aparecen “casualmente”, perros que le ladran a la nada… En fin, todos los clichés del género se reúnen en esta casa. La única solución es llamar a Patrick (Tom Felton), un experto en parapsicología, pero al parecer, eso no es suficiente…

La historia parte del Experimento Philip (que en la cinta se llama Experimento Charles), que se hizo en los años 70 en Canadá. La premisa de éste es, en pocas palabras, que la gente puede crear fantasmas por medio de la visualización. O sea, “mientras más crees, más real es”. Es un tema muy interesante, pero Lincoln no sólo no lo supo explotar, sino que lo convirtió en terror barato.

Para empezar, algo que llama la atención, es que el famoso espíritu se manifiesta de formas muy distintas: desde un cactus que de la nada se muere, hasta la típica niña muerta, como de El Aro (2002). Esto hace que la cinta se vuelva muy dispersa, ya que nunca sabes qué es exactamente la cosa a la que le debes tener miedo. Más que un espíritu, parece que la casa está invadida por todo el ejército sobrenatural. Es como si el escritor mismo no tuviera clara su historia.

Después, como si la narrativa no fuera lo suficientemente mala, tenían que salir con diálogos que caen en lo ridículo. Por ejemplo, hay una escena en la que Ben busca debajo de la casa al espíritu y Kelly le dice que tenga cuidado con las arañas. ¿Es neta? ¿Están siendo acosados por un espíritu sumamente agresivo y se preocupa por simples insectos? Y así hay varios detalles que nos hacen querer que el cine nos devuelva nuestro dinero.

La Aparición es una historia que no estaba lo suficientemente pulida como para ser producida, y ahí está el gran error. Es muy difícil salvar algo que no está bien desde el guión. Sin embargo, si son cobardes de clóset y quieren impresionar a alguien fingiendo que no se espantan con el cine de terror, esta es la película que deben ver.