Por: Hugo Juárez (@poketronik)

“Eggsy” (Taron Egerton) es el típico adolescente problemático que un día es visitado por alguien de su pasado para reclutarlo a una organización secreta de espías llamada “Kingsman”. Pero para entrar deberá superar una serie de pruebas que pondrán en peligro su vida y probarán su espíritu de competencia, porque no es el único candidato para ingresar. Mientras todo eso sucede, también se ve envuelto en una conspiración que amenaza con acabar con la humanidad a manos de un millonario bioterrorista.

Hasta aquí pareciera que esta película es una fusión entre James Bond, Los Juegos del Hambre o hasta Crepúsculo, como si quisieran presentarle los filmes de espías a los adolescentes. Pero no te vayas con la finta: Kingsman es una película muy diferente a lo que estás acostumbrado a ver.

Efectivamente, la cinta tiene muchas referencias a James Bond, los reality shows de competencia, los filmes de Tarantino y el universo general de las historias de espías y las intrigas internacionales, pero todos son tratados bajo el paraguas de la comedia ácida.

Kingman es una película efectiva por varias razones, sin un orden en particular. Primero tenemos el humor, que es violento y sarcástico, a veces un poco exagerado, pero siempre con un toque inglés de inteligencia que en momentos te sacará carcajadas sonoras y en otros sonrisitas irónicas que te pondrán de muy buen humor.

Por otro lado, tenemos las secuencias de acción y peleas que, a pesar de ser paródicas, están bien ejecutadas. Sobre todo cuando sale una villana (Sofia Boutella) que parece sacada de la mente retorcida de Tarantino.

Es también interesante cómo se mantiene el ritmo de la cinta gracias a varias líneas dramáticas que te van a mantener atento en todo momento: por un lado tenemos las pruebas mortales que deben superar los candidatos (que dan lugar a secuencias divertidas y llenas de acción); por otro tenemos la develación del origen del protagonista, la relación de su mentor (Colin Firth) con su padre y las consecuencias que cada uno de sus actos tendrá; y por último, la gran conspiración mundial del loco multimillonario (Samuel L. Jackson) que quiere probar su arma bioterrorista en los pobres humanitos. Los tres argumentos corren paralelamente dando pie a una trama que no te dejará quitar los ojos de la pantalla.

Taron Egerton está bien en su papel como adolescente que pasa de rebelde a espía internacional que bien podría sustituir a Bond… nada más que “Eggsy” parece mucho más un personaje de American Pie que del 007, pero para el contexto de la película funciona, sobre todo cuando ponemos atención en la parodia que hace de los típicos protagonistas de películas basadas en libros juveniles como Crepúsculo, Maze Runner o Los Juegos del Hambre.

Por su parte, ni Samuel L. Jackson en su papel del villano ridículo ni el gran Michael Caine brillan demasiado, pero sus papeles funcionan y es imposible dejarlos de ver. Actorazos.

Kingsman es una película redonda y completa, hecha casi a la carta para la generación millennial: tiene sexo, humor ácido, parodias, sátiras, mucha acción, actores de primera, referencias y burlas a las películas de Bond, taco de ojo, pruebas estilo reality show, aventura, explosiones, giros de tuerca (algunos muy predecibles), gadgets ridículos, acrobacias imposibles, arte marcial, bullies y el típico niño equis que se convierte en letal asesino. Vas a divertirte mucho cuando la veas.

Nada más no busques referencias al cómic porque no vas a encontrar casi ninguna.