Por Oswaldo Betancourt

Jeanine está detrás de todos los divergentes, los necesita para abrir una caja que dará claves para un futuro. Mientras tanto, Tris, Cuatro y Caleb tratan de sobrevivir en la clandestinidad.

Definitivamente no es una película para niños, tampoco es que tenga contenido muy fuerte, pero el contenido está completamente dirigido a millennials: tecnología, acción y un poco de arrumacos (cuidados, nada obsceno).

Algo interesante es que los personajes se tornan más obscuros, consecuencia de su situación después de la primera parte.

La historia, desde la entrega anterior, tiende mucho a ver hacia el interior de los personajes con las simulaciones, pero ahora Tris se mirará a sí misma con más profundidad, afortunadamente su personaje tuvo ese cambio en su arco.

A diferencia de otras películas basadas en sagas, en este caso el final sí cierra este capítulo y, aunque sí nos deja con una incógnita, no termina en un descarado “continuará”. Aunque con todo eso, no alcanza el nivel de la cinta anterior.

Palomera, para el fin de semana.