Por Jaime @_azrad

Nos toca ser los monstruos en esta cómica historia sobre Mavis, la hija de un Drácula dudoso y desconfiado del mundo exterior. Los humanos son motivo de terror para el legendario bebedor de sangre, quien está convencido de que debe mantener a su hija en casa y alejada de todo peligro.

Como todo padre sobreprotector, Drácula enfrenta que su hija cumple 118 años y quiere salir al mundo y conocerlo. En uno de sus últimos intentos para mantenerla cerca, organiza una fiesta en el hotel que posee con todos los amigos sobrenaturales de la familia.

No es que Hotel Transylvania sea original e innovadora, pero crea un ambiente divertido en el que los conceptos son retorcidos hasta el punto que las risas se nos escapan sin querer. Aunque a falta de una historia sustanciosa, nueva o menos reciclada nos lleva hasta el punto de gracia que al principio entretiene y después se vuelve predecible.

El giro en la trama le corresponde a un humano mochilero que llega al hotel e interrumpe el festejo. Una cosa lleva a la otra y el mochilero y la pequeña Mavis cruzan miradas… nos sabemos el resto. Lo interesante aquí no está en el contenido, sino en la forma: la cinta es la demostración perfecta de la nueva era del multitasking, pues tiene un guión que corre tan rápido y abarca tanto que es difícil mantenerse al tanto.

Pero el golpe es para los más creciditos cuando notan (bueno, notamos) que los niños están al corriente con todo y entendemos que pronto seremos obsoletos. Para quitarnos el sentimiento y consolarnos, la cinta tiene toques de sátira dirigida a adultos, pero en definitiva los pequeños son los que más la disfrutarán.

Como en la mayoría de los casos de cintas animadas, el doblaje mexicano es motivo de aplausos y no nos deja con las ganas de verla en inglés. Las tropicalizaciones y adaptaciones a la cultura latina son bastante acertadas y hacen de Hotel Transylvania algo más cercano y personal que su producto con audio original.

La reinterpretación de personajes como Frankenstein, la Momia, el Hombre Invisible y Cuasimodo entre otros es bastante divertida y al final esta película cumple lo que promete: entretiene y causa risas desechables que nos hacen pasar un buen rato.